Félix Avelino y Carlos Víctor Aramayo

Félix Avelino Aramayo Vega nació en París en 1846 y murió en Biarritz en 1929. Fue traído muy niño a Bolivia. De 1863 a 1866 estuvo en un internado inglés en Tottenham. Regresó al país y prospectó el cerro Grande de Chorolque y los cantones comprendidos entre Cotagaita y Portugalete. Luego fundó la “Félix Avelino Aramayo y Compañía” con sede en San Joaquín y se asoció con los hermanos Francke. Poco antes el laborero chicheño Juan Arraya descubrió 2 vetas de bismuto en el cerro Espíritu Santo (Tasna), mineral que lo explotó con métodos modernos, logrando en junio de 1967 colocar las barras fundidas por Francke en el mercado inglés, lo que incorporó a Bolivia en el mundo industrial. Estando en Londres en 1868 estableció una pequeña refinería de bismuto y envió a Bolivia 600 cajones de insumos y azogue para amalgamar la plata, además de toda la maquinaria para instalar ingenios, para lo que contrató a dos técnicos ingleses. Arraya descubrió después muchas más vetas. En 1916 Bolivia fue el primer productor mundial de bismuto (668 TMF) proveniente de la mina Tasna.

En 1870 formó con su pariente chileno Nicolás Igualt la empresa minera “Igualt y Aramayo”, para explotar la famosa mina Caracoles, recién descubierta en el Litoral boliviano. Por el pequeño aporte de Aramayo la sociedad se liquidó dos años después. Advirtió a los gobernantes de turno sobre el peligro que entrañaba el capital chileno en el Litoral. En 1880 representó a Chichas en la Convención Nacional. El presidente Pando lo nombró ministro en Londres. Como experto en cuestiones económicas escribió sobre la manera de fijar la relación entre el “patrón” oro y plata.

Agrandó la empresa que comprendía las minas Ánimas (Chocaya), Chorolque, Tasna y Quechisla que producían wólfram, bismuto y estaño, empleando unos tres mil trabajadores con salarios superiores a los de otras empresas. La veta Colorada de plata y estaño en Chocaya, tenía en sus inicios tres metros de ancho; en 1930 todavía contenía 80 kg/ton Ag y 10% Sn. Para sus instalaciones de procesamiento contaba con diversos tipos de motores, con una potencia instalada de 1.400 hp.

Para seguir pagando viejas deudas contraídas, vendió sus acciones en la “Compañía Oploca” a Gregorio Pacheco, Francisco Argandoña y Aniceto Arce, que lograron luego fuertes utilidades.

La “Companie Aramayo des Mines en Bolivie” con sede en Ginebra (Suiza), domicilio legal en Tupiza y años más tarde con Gerencia General en La Paz, fue una de las empresas mineras mejor estructuradas y administradas.

Carlos Víctor Aramayo Zeballos nació en 1889 y murió en 1981 en París. Estudió en la escuela preparatoria de Kensington y en el colegio Beaumont. A los 19 años se matriculó en la universidad de Oxford donde permaneció dos años. Sin graduarse debió regresar a Bolivia. Fue Gerente en Quechisla de la empresa “Aramayo Francke mines Ltd”. Incursionó en política como diputado por Sud Chichas (1916), Embajador en Londres (1926-1934), Ministro de Hacienda (1934.1935) y delegado de la Conferencia de Paz del Chaco (1935).

Se casó con la francesa María Renne Tuckerman en 1918 y en 1922 se establecieron en Quechisla para atender los negocios mineros. Se preocupó por erigir dispensarios médicos, de dotar viviendas confortables a los obreros, de instalar energía eléctrica, agua potable y alcantarillado, de construir escuelas y de dar becas de profesionalización a estudiantes aventajados. Sin duda su empresa fue la que mejor trato dio a sus trabajadores. En 1925 fue designado Presidente de la “Compagnie Aramayo des Mines en Bolivie”. Continuó el laboreo minero en Tatasi, Portugalete, Chocaya y el famoso Chorolque.

Con su fortuna adquirió minas importantes en Sud Chichas, Oruro, Esmoraca y yacimientos auríferos en Tipuani, que empezó a explorarlos y luego explotarlos en 1936, para lo que contrató a muchos consultores, que tras extensos trabajos exploratorios confirmaron la existencia de veneros auríferos en los lechos de los ríos de Tipuani, así como en profundidad. El oro en los lechos de los ríos podía ser explotado mediante una draga que requería gran inversión (inviable por las restricciones de la guerra) y el subterráneo lo explotó mediante cuadros y galerías. Ante la falta de caminos, construyó la pista de aterrizaje de Tipuani. En 1937 se comprometió con el Gobierno a invertir más de 500.000 libras esterlinas (llegó a 3,7 millones de dólares), a pagar una regalía del 6 al 9% sobre la producción bruta de oro y vender al Banco Minero un porcentaje de su producción (12 al 15%) en moneda nacional. Existen discrepancias sobre la producción y utilidades de este trabajo, con el que décadas después varias cooperativas obtendrían grandes utilidades. Compró la mina estañífera Caracoles a la Guggenheim en 20.000 dólares, mina que se revalorizó mucho durante la Segunda Guerra Mundial.

En su “Memorándum sobre los problemas de la industria minera de Bolivia” (1946), sobre la posibilidad de que el Estado nacionalice las minas, decía que todos los estados son axiomáticamente incompetentes para manejar industrias y negocios, y peor el nuestro que no pudo manejar bien servicios sencillos como correos, telégrafos, aduanas e impuestos. Nacionalizadas las minas de la Gran Minería, se fue a vivir a París y nunca más retornó a Bolivia.