Un estudio de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) sostiene que la oferta externa es muchísimo mayor que la producción interna; igualmente, indica que las exportaciones están sustentadas solamente en materias primas que cuentan con bajo contenido tecnológico.
Las elevadas importaciones del país revelan cuán poco se produce en el país porque las importaciones muestran cifras que, comparativamente con otros países, nos muestra sumamente dependientes de la producción extranjera, puesto que lo poco que se produce internamente apenas alcanzaría a cubrir las necesidades de un mínimo de la población. Si a esas importaciones que anulan toda posibilidad de ser producidas en el país se añade la acción del contrabando o economía informal, el problema se agudiza grandemente porque muestra que la misma capacidad empresarial no permite cubrir rubros de producción que requieren inversiones tanto de capital financiero como humano y tecnológico.
El empresariado revela que entre el año 2006 y 2014 las importaciones “se multiplicaron exponencialemente de 3.000 millones de dólares a 10.560 millones de dólares en 2014; esto ha beneficiado a la producción externa”. También sostuvo el representante de la CEPB que “el desempeño de la economía hizo posible que se elevara la compra de bienes intermedios, requeridos por el sector industrial. A la par, similar comportamiento tuvieron las importaciones de bienes de capital (equipos y maquinaria) y de consumo”.
Es preocupante la situación por el hecho de que el país depende en gran medida de la provisión externa, porque ya no se produce lo que hasta hace más de diez años se producía y como ejemplo de ello está la madera que es materia de exportación en bruto, así como el oro y otras materias primas que antes recibían tratamiento de producción para el logro de valor agregado y, sobre todo, eran factores determinantes para el empleo. Muchas materias primas podrían tener valor agregado a través de su transformación e industrialización en el país, pero para ello se requiere inversiones de capital financiero, humano y tecnología; se hace hincapié en la urgencia de importar capital humano en referencia a la urgencia de que trabajen en el país profesionales que entiendan de tecnología moderna y su aplicación, que ellos (profesionales especializados y con experiencia) formen a nuestros profesionales y técnicos medios en materias y tecnología que hasta ahora resulta desconocida. Por supuesto, para todo ello hay que importar tecnología que serviría inclusive para la formación universitaria con objeto de contar en el futuro con material humano especializado que hoy no tenemos.
Es preciso que el gobierno, conjuntamente el empresariado privado, estudie este problema y trate, en tiempo prudente, de solucionar el hecho de que somos consumidores de bienes extranjeros que podríamos producir en el país.
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