La “industria sin chimeneas” es la denominación que se da al turismo en todo el mundo; se trata de actividades que promocionan viajes con miras a conocer diversas latitudes del orbe a más de conseguir que los ciudadanos del país se interesen por conocer los diversos sitios de su nación.
El turismo es promotor de diversas actividades económico-financieras que diversifican la economía porque promueve hotelería, transporte, servicios, restaurantes, comida rápida, viajes de aventura, crea empleos y promueve que jóvenes estudien idiomas y carreras referidas al turismo. Es una industria que se ha convertido en todo el mundo en promotora, puesto que quienes visitan un país y han gustado de su trato y ventajas, han disfrutado de vacaciones o visitas cortas o de negocios, al retornar a sus países donde viven y trabajan, incitan a otros a realizar viajes porque narran sus experiencias y las facilidades que encuentran.
El turismo es actividad que no debe tener traba alguna y, por el contrario, debe contar con las mayores facilidades para crecer y cumplir sus cometidos. Países que han entendido y hecho conciencia sobre su importancia, han alcanzado altos ingresos que han dado mayor valor a su Producto Interno Bruto (PIB) porque el turista, por mínimo que sea su presupuesto, refuerza la economía y los lazos sociales a más de tomar contacto, con guías y profesionales en la materia, que al mostrarles lo que contiene el sitio visitado amplían sus conocimientos que, luego, los transmiten a otros; el turista, en su diario contacto con guías y otros deja importantes enseñanzas y recoge conocimientos que amplían sus ámbitos educativos y culturales.
Países como el nuestro que ponen trabas al turismo no hacen otra cosa que propaganda y publicidad en favor de otros países; grabar al turismo con impuestos y gabelas con el extraño criterio de que “debe aportar a las finanzas nacionales” cargan de impuestos a los pasajes, a la hotelería y al amplio campo de la alimentación. Ultimamente, en nuestro país surgió la idea de cargar al turista con un nuevo impuesto que sería de Bs. 60, luego, parlamentarios aprobaron un pago de Bs. 100 a cada turista que llega al país, la misma carga a residentes bolivianos en el exterior. Estas imposiciones son disuasivas, son un mensaje para decirle “no visite este país porque encontrará usted trabas en todo; es preferible que visite otros sitios donde con seguridad encontrará facilidades y costos más bajos”.
El turismo tiene la particularidad de ampliar los horizontes de un país porque lo da a conocer no sólo al mostrar su desarrollo y progreso sino hasta sus limitaciones, especialmente en países subdesarrollados; es promotor de inversiones e incitador para capitalistas que muchas veces no saben cómo y en qué invertir su dinero y tecnología a más del capital humano que poseen. Ha resultado, especialmente en países ricos “ventanas o letreros que muestran lo amplio y acogedor” que es el mundo para quienes desean conocer, saber, adquirir nuevas experiencias y conocimiento, el turismo conforma o corrige datos que muchas veces están equivocados y se publican en medios de comunicación. El turismo plasma en fotografías y filmaciones los sitios visitados y con ello guardan recuerdos que resultan inolvidables; es medio para contactarse con mundos desconocidos y ver cómo la cultura y la educación ha logrado avances promisorios en muchos países. El turista, si bien entrega sus afanes, curiosidad y deseos de conocer y saber, es, a la vez, quien recoge mucho de un país y lo disemina por donde va y queda con el deseo de volver a los sitios visitados.
Es absolutamente necesario que el gobierno rectifique sus políticas que frenan viajes, transporte, industria de la comida, hotelería y, al contrario los promueva y disemine por todo el territorio; no hacerlo implica tener poca o ninguna capacidad para entender qué es el desarrollo y progreso y cuánto se puede dar y aprender de lo mucho que se tiene y que, con frenos, maltrato, inseguridad, servicios caros y malos, infraestructura inapropiada, caminos en pésimo estado, bloqueos, atentados, etc., el país pierde.
El gobierno debería promocionar el turismo y mostrar todo lo que ofrece nuestro país; pero en todo caso, debe crear condiciones apropiadas para recibir turistas garantizándoles su estancia y respeto a sus derechos, evitando que sean explotados por comerciantes inescrupulosos. El turismo es propicio para alcanzar desarrollo y progreso y es en las perspectivas a futuro, un medio de integración y fraternidad entre los pueblos.
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