Es una realidad halagüeña la existencia de instituciones que trabajan silenciosamente y hasta con un delicado recato por el patrimonio de Bolivia. La Escuela de Hotelería y Turismo de La Paz está realizando una labor de consolidación del mapa gastronómico de Bolivia que, por cierto, es muy amplio, pues ha experimentado el necesario sincretismo entre lo original y ancestral que existe por centurias, la influencia de los tiempos coloniales y la creatividad de las diferentes generaciones.
La riqueza gastronómica del país es inmensurable por la creatividad y la elaboración de los productos que tiene raigambre ancestral y, esto, afortunadamente, no se extingue ni se pierde.
Es infrecuente escuchar declaraciones mesuradas y consecuentes como las emitidas por el Director de la Escuela de Hotelería y Turismo, que esboza el mapa gastronómico de Bolivia sin exclusiones, significando que todos los platos, de las diferentes regiones geográficas de Bolivia, son representantes genuinos de la apetitosa culinaria boliviana.
Abolir la exclusión y el regionalismo, notablemente perniciosos para el desarrollo armónico del país, es altamente positivo, siendo la visión y acción del Director de la precitada escuela muy apropiada, pues ahora se registrará los platos bolivianos de nuestro extenso mapa gastronómico en forma internacional.
En este tema es importante e imprescindible una conducta honesta por parte de los países limítrofes que, con antecedentes funestos tratan constantemente de plagiar y copiar nuestro folklore y de cuyo afán ilícito no se exime nuestra gastronomía representada por todos los departamentos de nuestra bella y diversa geografía. Registrar la gastronomía boliviana a nivel internacional denota la profesionalidad y el cuidado que asigna la escuela de Hotelería y Turismo a nuestra riqueza gastronómica.
Es necesario ejemplificar este aspecto sensible, pues Bolivia ostenta una actitud leal ante sus vecinos; no plagia ni copia, menos se apropia de riquezas intangibles foráneas, ya que es una nación riquísima en folklore y gastronomía. Solo un ejemplo: las papas a la Huancaína son originarias de Huancaína, Perú; y se han constituido en un plato común en la cocina boliviana que introdujo una metamorfosis en la elaboración e ingredientes en relación con el plato original, empero, nunca Bolivia se adjudicó su origen y nunca dejaron de llamarse papas a la Huancaína, respetando su origen y honrando la creatividad foránea.
Esa visión de eliminación de la exclusión y la elección de la inclusión sin límites es incontrastablemente positiva, pues ningún departamento de Bolivia quedara excluido de ese registro internacional.
Parabienes a la labor de la Escuela de Hotelería y Turismo.
El autor es abogado, docente universitario, escritor.
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