El elevado número de accidentes en las carreteras que nos comunican con los Yungas, con pérdida de vidas humanas y heridos, perjudica en gran manera la posibilidad de desarrollo de esas provincias paceñas. Por ello el organismo encargado de los caminos del departamento y el servicio departamental de Tránsito deben estar siempre dispuestos solucionar problemas que se presentan en las carreteras, especialmente con la llegada de la temporada de lluvias. La ABC tiene que demostrar que cumple sus funciones, al hacer reparaciones urgentes, ante deslizamientos de tierra, lo que causa caos en las carreteras, si no hay una política de limpieza permanente. El peligro de embarrancamiento en estas carreteras es permanente, muchas veces por fallas humanas, que ponen en riesgo las vidas de los pasajeros.
Los sectores de Tres Marías, Yerbani y San Juan son peligrosos, por la humedad constante en esos tramos, donde el riesgo de embarrancamiento es grande, por lo que se requiere inspección frecuente. En el sector Velo de Novia el agua humedece permanentemente el camino, ocasionando constantes derrumbes, que ponen en riesgo a pasajeros de cualquier motorizado y mucho más si son colectivos.
Se sabe que se ha hecho ensanches, que son algo positivo, para mantener despejadas las carreteras yungueñas. Pese a estos contratiempos, los pobladores yungueños continúan desplazándose por tales carreteras, porque trasladar sus productos a otros centros de consumo es su único medio de vida.
Una de las atractivas zonas yungueñas es Coroico, excelente lugar para el turismo, cuyas serranías llenas de vegetación muestran un pequeño volcán apagado, con ligera humareda en ciertas épocas, llamado Uchumachi, que es un adorno de la naturaleza. Para que el desplazamiento de los turistas sea más seguro se ha pensado en la construcción de un teleférico o, en su defecto, en la construcción de puentes colgantes de cerro a cerro.
Para los Yungas no solo es importante el desplazamiento de pasajeros, sino también el traslado de su producción rural a los mercados de consumo de La Paz. Pese a que actualmente disminuye notablemente esta actividad yungueña, que consistía en cultivos de frutas de toda índole y la producción de café. Y es que los agricultores del lugar prefieren ahora producir coca, que les deja mayores ganancias por el consumo nacional y el narcotráfico, aunque la hoja yungueña es dulce y pequeña, en comparación con la hoja de coca del Chapare que es grande y agria. El agricultor yungueño hoy prefiere cultivar coca, cuya cosecha es tres veces al año, con gran rendimiento económico y no los productos alternativos, que son cosechados una vez al año.
Por estas consideraciones, la tierra yungueña, antes productora de frutas, se ha convertido en una tierra intoxicada y erosionada por los productos químicos que se emplea en cocales. Los mercados paceños carecen de frutas yungueñas y así se tiene que apelar a la importación de productos peruanos.
El autor es Profesor Emérito y ex-autoridad universitaria de la UMSA.
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