Sobre vivos y muertos

En las vísperas de celebrarse litúrgicamente los días dedicados a Todos los Santos y a las almas de quienes dejaron esta vida, me reuní con mi discípula periodística para elaborar esta crónica dominical, en la cual podamos rendir nuestras plegarias a los bienaventurados y nuestros recuerdos cariñosos a los difuntos que nos precedieron en el viaje a la patria celestial.

La bambina cochabambina llegó a nuestra casa periodística trayendo en su “kepi” una buena cantidad de masitas “Tanta-wawas”, “wawa-bizcochos”, “maicillos”, “llauchitas” y otras delicadeces, que forman parte de nuestra tradición criolla, productos éstos que fueron depositados en nuestra mesa de redacción.

Macacha me explicó las costumbres tradicionales de su pueblo Quillacollo, como si yo fuera gringo y tuve que aclararle que el único gringo famoso que se deleita con nuestras delicias tradicionales es el gringo Gonzales, Presidente de los Senadores.

Luego de hablar bien del mencionado senador, mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo empezó a hablar mal del diputado Zavaleta, diciéndome que no es santo de su devoción, pero que lo nombraba en nuestra charla por ser el día de Todos los Santos.

Hablando de que en nuestro país no tenemos ningún santo en nuestros altares, aunque hay muchos en el Palacio Quemado que se hacen los santos. Seguidamente Macacha se puso seria, me anunció que en la noche de difuntos vendría a mi casa para recibir al alma de su marido, don Nemesio Racacha, pareciéndome sensata su decisión, pues el pasado año vino a visitarnos en estas mismas circunstancias y pudo comprobar que mis relaciones con su viuda eran absolutamente de trabajo. Y nunca hubo un romance entre nosotros porque fracasaríamos profesionalmente como periodistas.

Así lo haremos esa noche de difuntos y él podrá confraternizar con miembros de la prensa boliviana, además de degustar unos manjares cochabambinos que Macacha sabe preparar con gran acierto.

Este es el panorama religioso y costumbrista del que gozaremos en Todos Santos: saludando a los vivos y confraternizando con los difuntos.