Concesión de obras públicas en su gestión
• La justicia investiga un supuesto entramado en detrimento de las arcas del Estado
Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta de Argentina, sale por la puerta de atrás de un tribunal federal, después de declarar como imputada por primera vez en un caso de presunta corrupción.
En la mayoría de los países, esa fotografía marcaría el hundimiento definitivo de una carrera política. Pero Argentina es diferente. Fernández no está sola y cabizbaja en esa salida, como otros expresidentes de otros países que han pasado por trámites similares. A la puerta le esperaban unos miles de fieles -muchísimos menos que la primera vez que declaró, en abril, en una causa no de corrupción sino de presunto fraude al Estado por mal uso del Banco Central- con gritos de “vamos a volver” y “Cristina es del pueblo, y no la toca nadie”.
CASO LÁZARO BÁEZ
Fernández de Kirchner declara ante los tribunales por corrupción, juntamente con uno de sus colaboradores más cercanos, Lázaro Báez, que se halla en la cárcel por blanqueo de dinero, juntamente con el responsable máximo de las obras públicas, Julio López, después de tratar de ocultar nueve millones de dólares en un convento.
Pero ella no parece inquieta. Al revés, crece en política. “Es una formidable maniobra de persecución política, también pasa en Brasil con Lula da Silva. Quieren tapar el desastre económico y social que hoy tiene la Argentina. Están tratando de ocultar lo que todos sabemos, lo que pasa en los supermercados, que el sueldo no alcanza con la inflación”, afirmó la exmandataria.
¿Van contra usted, porque se va a presentar a las elecciones de 2017 (se renueva la mitad del Parlamento), le dicen. “Yo creo que apuntan contra dirigentes que pueden ser candidatos y ponen en peligro a su electorado”, contesta Fernández. No confirma que se presentará, pero todo camina hacia ahí. Macri, insiste en su entorno, prefiere que ella se presente y divida el voto peronista.
DEFIENDEN A FERNÁNDEZ
El gran debate en Argentina gira en torno a la posibilidad de que los jueces la metan en la cárcel por esta u otras causas. “Es difícil que metan a Cristina presa, sería una catástrofe, pero quién sabe, si la situación económica se complica alguien podría tener esa tentación”, explicó a al diario español El País, Raúl Zaffaroni, un juez que fue miembro de la Corte Suprema y es un kirchnerista que ha acudido a la puerta del tribunal a apoyar a la expresidenta, como otros personajes claves de este grupo: Axel Kicillof, Martín Sabatella, Hugo Yasky.
Todos admiten que la imagen de Julio López, exresponsable de obras públicas, lanzando en la tapia de un convento maletas con 9 millones de dólares, ha hecho mucho daño al kirchnerismo.
Pero insisten en que Fernández de Kirchner no sabía, no estaba en eso. Y creen que no podrán probarle nada, a pesar de que los fiscales siguen avanzando con las estrechas vinculaciones entre el empresario Lázaro Báez, que se llevó 16.000 millones de pesos (casi 1.000 millones de dólares), en obras en Santa Cruz, el 80% de lo que se hizo en la provincia matriz del kirchnerismo.
La expresidenta convirtió así en un acto político su obligación de presentarse ante el juez federal Julián Ercolini, encargado del expediente, y ante quien no contestó preguntas. La causa busca determinar si entre 2003 y 2015 los imputados, entre ellos exmiembros del anterior Ejecutivo o el empresario Báez, integraron una organización “criminal” para “beneficiarse ilegítimamente” de la adjudicación de obra pública en “consecuente y grave detrimento” de las arcas del Estado. La política argentina vivirá así, como casi siempre, pendiente de los tribunales durante los próximos meses. (elpais.com)
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