Cosecha lírica en conclave internacional

El escritor boliviano Humberto Párraga Chirveches, residente desde hace más de cuatro décadas en los Estados Unidos, ha desglosado cinco poemarios del resto de su producción literaria para presentarlos en el IX Encuentro Internacional de Escritores, que se realiza en Tarija contando con asistencia de intelectuales de diversas latitudes del orbe.

Lo que primero se advierte en la reciente colecta poética, es un estilo orientado hacia la búsqueda de diversas clases de métrica, lo cual le motiva a explicar al vate:

“Quise protestar por las rigideces de la métrica/ escribiendo un poema asimétrico…/ Quise protestar por las restricciones de la rima/ hablando nonada de una prima…/ Quise distanciarme del cuarteto y el terceto/ anotando décimas octosílabas en reto…/ Mas, al cabo, al fin, acabé por comprender/ que de éste modo o de cualquier modo:/ La poesía… ah, la poesía… sigue siendo/ La poesía…

El consagrado escritor orureño Alfonso Gamarra Durana (sensiblemente hoy desaparecido), en su condición de Miembro de Número de la Academia Boliviana de la Lengua fue el primero en ocuparse del análisis de la fuente de su inspiración, que inicialmente devela una actitud de contenida reserva frente a la vida, al “asombrarse continuamente de todo lo que le rodea, escapando de la intolerancia con gracia inofensiva al experimentar los recursos del lenguaje escrito: es ésta una poesía cóncava porque está dispuesta a recibir, circunspecta y serena lo bueno de la cotidianidad, antes que cerrarse obligada por las circunstancias”…

Por su parte, el también integrante de la docta corporación de las letras, Mariano Baptista Gumucio, al prologar otra de estas obras, destaca el diálogo que a través de varios poemas el autor establece con el Supremo Hacedor, dejando de lado quejas, súplicas y oraciones que en forma incesante y continua se le suele formular sin saber con precisión si se halla en algún lugar del Universo o si las escucha. Y el vate, con humildad expresa:

“Dejemos a Dios en paz, seamos razonables./ Al cabo, hay más días de sol que nublados./ Hay más días de calma que de tempestad”…

En “Corceles”, Párraga vuelve al tema con versos que en algunos casos pueden herir la susceptibilidad de los simples mortales atrapados entre el ser y la nada; “tan parecidos en todo, hasta en su pretensión de creerse diferentes”, apunta el autor, arribando a la siguiente conclusión:

“Dios mismo no es de uno, sino de todos. Nadie está solo./ Y mucho menos el hombre con ínfulas de individualidad”.

Entre líneas, encontramos cierto espíritu de rebeldía e inconformismo que caracteriza a todo auténtico poeta, que en ira contenida asume insondable calma con perfiles de interrogación frente a los misterios de la vida. En otro párrafo afirma:

“Todo corre, imparable, en este río grande, siempre renovado. No hay Dolor que sea nuevo, es el mismo dolor. No hay felicidad que sea permanente, sino la misma, temporal. Ninguna Pena o alegría son nuestras exclusivamente, sino de todos…”

Y en el siguiente libro, radicalizando aún más la expresión, en cuanto a la misión poética llega a sostener lo siguiente:

“Todo está escrito. No hay nada por escribir. Todo está dicho en diferentes formas y en diferentes lugares.

Entre camuflados crucigramas dispersos en el mundo y el universo.

Ahí la labor del escritor es escrutar, hallar, deletrear lo que esté a su alcance”.

Cada libro de la serie es un cofre de tintas y colores, plasmados a veces con la melancolía de crepúsculos, con difusos espejismos y vagas letanías, pero en todos se percibe la preocupación humana en la cual el tono poético se fusiona a un hálito de profunda meditación, al modo vallejiano…

La secuencia poética abarca los siguientes títulos: “El camino andado” (1999), “Juguetes poéticos” (2001), “Icosaedros” (2003), “A contraviento” (2005) y “Corceles” (2009).

De manera independiente a la difusión que estos libros alcancen por separado, amerita que luego de la presentación eventual en Tarija se los pueda reunir en un solo volumen bajo el título de “Obra Poética”.