El 30 de noviembre será clave para la economía global. Se reúne la plenaria de OPEP (el cártel de países productores de petróleo), en Viena.
Con un Brent a USD 50/barril y un WTI a USD 48,25/barril y con pocas perspectivas de estabilizar el precio para arriba, se reunirá la OPEP para evitar, cabalmente, un empeoramiento y caída del precio a otros niveles.
Buscan algún tipo de acuerdo para lograr “estabilizar”, si podemos utilizar el término, en 40 USD/barril. Algo no muy bueno para economías como la venezolana (cuyo presupuesto depende de la venta del petróleo) y de Bolivia (cuyos ingresos dependen de la venta de gas, cuyo precio está, de alguna forma, encadenado a precios del WTI).
El comportamiento de la oferta y la demanda del barril/petróleo pone en aprietos a los miembros del cártel porque buscan algún tiempo de consenso para limitar o poner “cuotas” a la producción.
El precio de 110 USD/barril que se desplomó hace ya dos años no retornará con rapidez. El exceso de oferta, entre otros factores, puso el precio que hoy tiene el barril. El exceso de oferta y la aparición exitosa en el escenario comercial petrolero del fracking, cuya mejora en tecnologías de producción redujo costes del barril a precios actuales.
Quizá la “meta” para 2017 de la OPEP es tener un “techo” de producción conjunta de entre 32,5 y 33 millón/barril/día de petróleo para lograr una especie de retorno a equilibrios razonables (entre oferta/demanda).
En septiembre pasado la OPEP produjo cerca de 34 millón/barril/día. Otra vez excedidos en la oferta, por lo que tendría que “retirar” de la oferta o “reducir” la producción de entre 800.000 y 1 millón de barriles/día.
Van a debatir entre recortar o congelar la producción de sus países miembros, sin embargo hay algunos que no comparten esa opinión, como Azerbaiyán, Brasil, Kazajstán, México y Omán. Inclusive Rusia podría/debería sumarse a un posible acuerdo de recorte o congelamiento temporal de producción. Así lo hizo saber en una entrevista el secretario general de OPEP, Mohammed Barkindo.
La premisa es indiscutible: OPEP debe reducir su producción.
Infortunadamente el régimen de Irán sigue haciendo “fiesta” de su lado: sigue produciendo e incrementando niveles y vendiendo su crudo en el Asia: el 70% del mercado de consumidores asiáticos consume petróleo iraní. Parece que Irán no va a colaborar, entonces, en el pretendido esfuerzo global de reducir producción.
El 30 de noviembre, en consecuencia, sabremos si sale humo blanco de la reunión de Viena. En Bolivia seguramente con pocas inversiones de capitales externos, con poca exploración y con pocos nuevos reservorios de gas certificados, más aún, con precarios equilibrios entre oferta/demanda rogamos que el precio del barril pueda estabilizarse para arriba, llegando a superar (en algún buen momento) los 60 USD para mejorar un poco nuestros ingresos y dejar de sufrir. Tarija, la principal productora de gas de Bolivia, esperará apegada a las noticias de la reunión de OPEP.
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