La crisis económica que se confronta y que aún tendrá larga duración, requiere de medidas preventivas y otras que solucionen los problemas inmediatos. Los bajos precios del gas, de los minerales y otros que exportamos han bajado considerablemente; la producción de alimentos ha disminuido notablemente; la ausencia de inversiones extranjeras se siente casi en el día a día y hasta hay temores de faltas de garantías y un estado jurídico que les permita confiar en que cualquier inversión que realicen en Bolivia estará debidamente garantizada y segura; los temores en este campo se acentúan debido a algunas declaraciones de autoridades sobre posibilidad de nuevas nacionalizaciones.
La situación económica es difícil y todo lo que implica consecuencias es preciso revertirlo con base en principios de las ciencias económicas, inspirando confianza no solo en posibles inversionistas sino en toda la actividad productiva del país. Los mismos trabajadores esperan que surjan medidas en pro de una reversión de la actual situación de crisis, pero sobre bases sólidas que permitan no solamente mejorar la economía sino dar tranquilidad a inversionistas y productores, a más de conseguir confianza y credibilidad por parte de quienes laboran en las diversas fuentes de producción como hidrocarburos y minería.
Para una reversión efectiva de la desaceleración, es urgente tener conocimiento de lo que tenemos tanto en hidrocarburos como en minería; de otro modo, sin saber a qué atenernos, no podremos captar ni confianza ni inversiones y, además, se agravará el desempleo, que ya es crítico. Una aceleración de la producción solo es posible con medidas que permitan un trabajo eficiente y responsable con la participación de profesionales y personal capacitado y experimentado que no está cesante o dedicado a actividades que no les corresponde. Esas personas desperdician sus conocimientos, no adquieren nuevas técnicas para el trabajo y sus propias experiencias se diluyen en el tiempo en que se dedican a otras actividades o medios para subsistir. No faltan los casos de compatriotas que emigran a países vecinos, donde encuentran trabajo y buenas condiciones para desenvolverse.
Las autoridades se refieren mucho a los porcentajes de crecimiento de la economía y la colectividad se pregunta: ¿Qué crecimiento puede haber sin producción? ¿Cómo se puede tomar a los empleados públicos como factor importante del PIB si ellos no aportan en la producción? ¿Por qué se toma datos que no corresponden para saber cuál es el crecimiento real? Hay preguntas que es preciso responder al pueblo y conozca para que pueda comprender lo desacelerada que está nuestra economía y que es preciso revertirla y en ello debe tener acción decisiva el gobierno adoptando las medidas más acertadas para vencer factores que nos postran más en la pobreza y la dependencia. Si se trata de orientaciones de organismos internacionales, hay que adoptarlas; si es preciso, seguir el ejemplo de otros países que saben cómo enfrentar los problemas causados por la desaceleración económica.
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