Por: Waldo Pinto Oblitas
• Su celebración se encuentra entre las más grandes del mundo católico
Octubre tiene en sus días un profundo acento de fe cristiana. Tiene el rostro morado, rostro de incienso, de sudor de multitud apiñada. Este mes tiene en Lima (Perú) el rostro de la fiesta brava, de represión, de canto religioso, de caras moradas y también el rostro de los milagros.
El mundo católico de esta parte del continente eleva en octubre –el mes morado- cánticos y plegarias al “señor de los Milagros, llamado también el “Cristo de Pachacamilla” que se venera en la Iglesia de las Nazarenas, allá en la capital limeña.
Muchas personas saben que la procesión del Señor de los Milagros en Perú, se encuentra entre una de las más grandes en el mundo, dentro del género católico.
El 18 de octubre de cada año se inicia en Lima la festividad religiosa más extraordinaria de nuestros tiempos. Miles de fieles devotos llegan hasta el altar del Señor de los Milagros para ofrendar sus oraciones.
Lima vive en octubre el esplendor de la cristiandad morada bajo un ambiente de hondo respeto, hombres y mujeres lucen por las calles (jirones) de la ciudad de los virreyes, el clásico hábito morado ceñido en la cintura con un albo cordón.
Milagros y maravillas tejieron desde un principio, la corona sobrenatural que adornó al Cristo pintado en un muro de Pachacamilla por un esclavo negro traído desde Angola, África. Año tras año, los devotos se vuelcan a las calles, llamados a la fe por los prodigios, humanamente inexplicables, obrados a lo largo de los siglos, algo más de tres, por el Señor Moreno.
ORIGEN DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS
En los barrios de Pachacamilla (Lima – Perú) existía hacia la mitad del siglo XVI una cofradía de negros de Angola, habiendo pintado uno de ellos la figura de un cristo crucificado sobre la pared.
Cuántas veces pretendieron borrar y no pudieron lograrlo, pues la pintura persistía tenazmente, pese a que era de las más simples y se dice que de ninguna manera se pudo haber contenido elementos químicos.
El 13 de noviembre de 1655, un terremoto sacudió a Lima destruyendo muchas casas, menos aquella débil pared. Fue entonces que comenzó a rendírsele culto a esa pintura atribuyéndole una serie de milagros.
Nacida de este modo la devoción, en 1670 don Andrés León levantó una ramada para proteger la pintura de las inclemencias. La fama del Cristo creció rápidamente al punto que gran número de personas acudían constantemente al sitio para orar.
El 14 de septiembre, el Virrey Conde de Lemus inauguraba allí una capilla. Más tarde, don Sebastián de Antuñano cedía un terreno a doña Antonia Maldonado de Quintanilla, empeñada en construir un monasterio de religiosas Nazarenas, el que fue inaugurado el 18 de marzo de 1730.
LAS PROCESIONES
El 20 de octubre de 1687, Lima fue sacudida por otro violento y devastador terremoto. Más de 600 muertos y muchos miles de pérdidas materiales fueron el doloroso saldo de la catástrofe, Sebastián de Antuñano, que a la sazón vivía por las proximidades de la ermita, en hábito de penitente, aprovechó la conmoción y el dolor popular, para sacar una copia del crucificado en el muro y con ella dio comienzo a una rogativa que corrió por la ciudad. La gente en medio del llanto y súplicas de clemencia y perdón se unió al cortejo. Fue esta la primera procesión del Señor de los Milagros.
Un nuevo terremoto interpretado como castigo divino, fue el origen de la segunda procesión del mes morado. El 28 de octubre Lima fue sacudida por un terrible sismo que duró más de tres minutos. En el “Callao” (puerto marítimo frente al Pacífico), el mar se salió varios kilómetros tierra adentro diezmando a si población; este maremoto mató según se dijo a más de cinco mil personal y algo más de cien quedaron heridos. Toda la ciudad había quedado reducida a escombros.
Al año siguiente, lloroso y arrepentido, el pueblo limeño sacó nuevamente a las calles a la imagen del Cristo de Pachacamilla, como lo había hecho 59 años antes implorando perdón del cielo. Desde entonces año tras año, el 18, 19 y 28 de octubre (ésta última la más grande y fastuosa), hombres y mujeres, jóvenes y ancianos vestidos con túnicas moradas, saturando el ambiente de perfume, incienso, sahumerios y oraciones, se vuelcan a las calles y plazas para testimoniar su fervor a la imagen que se apiadó de la ciudad en tantos momentos y aflección.
EL 18 DE OCTUBRE EN LIMA
La alborada del 18 de octubre es saludada por el constante repique de las campanas del monasterio de las Nazarenas. Lima se inclina reverente cuando el pueblo acude a la iglesia, donde están las “andas” del “Señor de los Milagros”.
Desde las primeras horas del día, vendedores de ceras moradas, escapularios, detentes y “medallitas”, instalan sus puestos ambulantes en las proximidades del convento de las Nazarenas.
La vieja iglesia presenta un aspecto sumamente impresionante. La nave principal y los altares lucen sus mejores galas. Al fondo y a un costado, una fabulosa estructura de oro y plata sirve de base y marco a la sagrada imagen del Señor de los Milagros. Dicen que su peso sobrepasa las dos toneladas.
Ramos y guirnaldas de hermosas flores, obsequiadas por los penitentes, adornan las andas del Cristo Morado. El cuadro parece cobrar vida cuando uno de acerca con la oración en los labios. Allí está el Señor de los Milagros, el Cristo Crucificado de Pachacanilla, el Señor Moreno o el Cristo Morado.
LA HERMANDAD
Al compás inconfundible del “Avancen Hermanos…!”, una multitud morada seguirá por las calles de Lima las Andas del Cristo Moreno. Fieles penitentes, sahumadores y mixtureras confundirán sus cánticos y sus oraciones en una sola plegaria al Redentor pintado, siglos atrás, en un muro olvidados, por aquel negro de Angola.
En medio de la impresionante procesión, dirigiendo sus pasos, como pastores a su grey, instarán los Hermanos. Visten larga capa morada y llevan pendiente del cuello un blanquísimo cordón. Ellos guían calle a calle, a la abigarrada y devota masa humana. Tienen la responsabilidad y el insigne honor de cargar sobre sus hombros las imponentes andas.
La Hermandad del Señor de los Milagros, se halla regida por un Mayordomo y por un Director Eclesiástico, nombrados ambos por el Cardenal.
La Hermandad tiene, más de tres mil miembros, repartidos en 20 cuadrillas. Un edificio construido a un costo de varios millones de dólares la sede de la institución.
HOMENAJES
El paso de las Andas del Señor de los Milagros es lento. Cada cuadra recorre hasta en media hora- Toda la multitud quiere estar cerca de la imagen. Hay momentos en que es difícil respirar. Un cordón humano formado por los miembros de la Hermandad cuida que la gente no llegue al pie mismo de las Andas.
En medio de una lluvia de mixtura morada y de flores, arrojadas desde los balcones, la procesión llega a la Plaza de Armas de Lima, donde se halla el Palacio de Gobierno. El presidente, acompañado por su gabinete ministerial, autoridades del municipio, el ejército, etc. rinde su homenaje al Cristo de Pachacamilla, presentando en uno de los balcones del palacio un altar engalanado con flores y banderas albi – rojas.
Quienes conocen Lima recordarán que la Plaza de Armas es lo suficientemente grande; sin embargo, resulta pequeña para dar cabida a la muchedumbre. Se escucha el tañir de las campanas de la Catedral y después de los oficios religiosos, el Obispo da la bendición al pueblo.
Inmediatamente las Andas del Señor de los Milagros reinician su lenta marcha. A su paso, los coloniales balcones de regio estilo barroco tallado en madera, presentan altares adornados con reflejo de la fuerte influencia española. Capas y mantillas con flores moradas. Cuadros con la imagen del Señor Moreno. Luces multicolores y mixtura, mucha mixtura que como lluvia morada, cae sobre el Señor y sus fieles.
Los artistas de la radio y la televisión peruana, también rinden su cristiano homenaje al Señor de Pachacamilla ofreciendo hermosas canciones especialmente preparadas para la fecha. El cortejo se detiene por unos minutos y un espectáculo que sólo se puede apreciar durante la procesión del Señor de los Milagros, comienza a inundar el ambiente. Grandes artistas del Perú y de otros países llegan hasta las Andas para brindarle su arte y su devoción.
DATOS
- En la ciudad de La Paz el Señor de los Milagros, también tiene numerosos devotos. En la iglesia de San Agustín (al lado de la Municipalidad) tiene un altar rodeado por numerosas plaquetas pequeñas que han sido colocadas, por quienes recibieron algún milagro y concesión.
- En la zona de Villa Victoria, en la iglesia de la Asunción, el Cristo Morado recibe una cantidad de fieles. El 28 de octubre se realiza una morada procesión por las calles de dicha villa.
- Las calles paceñas se inundan año tras año, de gente que viste la tradicional túnica morada como clara señal de que son fieles devotos del Señor de los Milagros.
(*) El presente trabajo debió ser publicado en octubre, en el mes en que en mundo católico rinde homenajes y ofrece plegarias al “señor de los Milagros, llamado también el “Cristo de Pachacamilla”, que se venera en la Iglesia de las Nazarenas, en Lima, Perú. Empero, por motivos ajenos a nuestra voluntad, nos fue imposible cumplir con este cometido, por lo que solamente hoy hacemos pública esta presentación, destinada a todos los practicantes de esta fe.
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