Celebrar un centenario de algo es siempre importante; más aún cuando se trata de una institución religiosa, cívica, empresarial o de otra índole, en que resulta trascendental.
El pasado 16 de octubre de 2016 se recordó los cien años de la fundación de la Iglesia Bautista de Torotoro, en la provincia Charcas de Potosí. Con este motivo se realizaron, en el anfiteatro de la Iglesia, actos conmemorativos durante los días 14, 15 y 16. Con gran asombro de mi parte observé que la congregación había crecido mucho, pues estaba el recinto completamente lleno, por lo que fui gratamente sorprendido.
En el primer día llegaron los distintos grupos de muchas comunidades haciendo música y cantando. Se dio inicio a la jornada de noche con oraciones y cantos evangélicos que entonaban los feligreses en quechua y de memoria, en escenas que me conmovieron profundamente, recordándome los días de mi niñez, cuando concurríamos a los cultos de la iglesia y especialmente a la escuela dominical de emocionante rememoración.
El acto central del segundo día fue la graduación de 18 evangelistas, quienes recibieron sus diplomas con el fondo musical de una composición para la circunstancia, de Haendel o Mendelssohn, no recuerdo bien. Al concluir la graduación de 18 jóvenes, 11 mujeres y 6 varones, se dieron las efusivas felicitaciones y abrazos de los padres, parientes y amigos de los flamantes misioneros que en lo posterior se dedicarían a fortalecer la fe de los creyentes; si es que no proseguían sus estudios hasta obtener una licenciatura. Por la tarde se realizó un concurso de música cristiana.
La última fecha fue precisamente para la recordación centenaria, con palabras alusivas de dos hermanas: Ruth Tapia v. de Pardo y Justina de Daza, actuaciones seguidas de la disertación del Ing. Samuel Tapia García, quien realizó una emotiva reseña histórica de la fundación y desarrollo de la Iglesia Bautista de Torotoro, sus inicios y las peripecias de los fundadores, uno de ellos escocés, y las dificultades que se presentaron, alentadas por el cura católico del pueblo. Habló sobre los primeros bautizados, entre los que nombró a mi padre, su hermana Isabel y otros, el alejamiento de la Misión extranjera y la continuación con un Pastor del pueblo y más después, el sostenimiento de la iglesia con otro Pastor. No obstante las precarias situaciones por las que atravesó el culto, actualmente sigue el ministerio, ampliándose la membresía en muchas comunidades de la provincia.
Hasta la promulgación de la Ley de 29 de agosto de 1907, sobre libertad de cultos, en Bolivia regía una intolerancia sobre el ejercicio de cualquier otro culto que no sea el católico. Por ello a partir de esta ley, recién otras iglesias protestantes pudieron instalarse en el país, con las dificultades que conlleva toda transición, como la incursionada por la Bolivian Indian Mission, que se estableció en San Pedro de Buena Vista y Torotoro, de la Provincia Charcas, en el norte de Potosí.
La libertad religiosa vigente desde 1906 ha sido un hito importante en la vida de la sociedad boliviana, que recién ha podido gozar de una de las libertades esenciales de todo pueblo, lo que ya se desarrollaba en otros países que se desenvolvieron con el ejercicio de los derechos humanos a plenitud, con la libertad de pensamiento y de opinión que precisamente, les han otorgado un desarrollo civilizado exento de la tiranía de una religión oficial que ahogaba a los pueblos. No obstante esta conquista, la libertad de conciencia en Bolivia sufrió muchas vicisitudes que han cobrado inclusive vidas humanas.
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