Acuerdos bilaterales de Sucre

La II Reunión Bilateral de Gabinetes Ministeriales de Bolivia y Perú, que tuvo lugar en la capital del Estado desde el 2 al 4 del presente mes, con la presencia de los primeros mandatarios Evo Morales y Pedro Pablo Kuczynski, dio origen a 12 importantes acuerdos y selló una línea de entendimiento y buena voluntad entre ambos países, interrumpida prácticamente desde el Gobierno del presidente Alan García, cuando el presidente Morales le dirigió algunas frases sobre su estado físico, aderezadas por sus preferencias supuestamente pro imperialistas. El Gobierno de Ollanta Umala tampoco demostró franco acercamiento a Bolivia, si bien en sus postrimerías se llevó a cabo la primera de estas reuniones binacionales.

El acuerdo del tren bioceánico que partiendo de Santos, Brasil, atravesaría Bolivia para rematar en el puerto de Ilo en el Perú, fue la estrella del encuentro. A su llegada al país Kuczynski manifestó que veía positivo que la línea férrea transcurra por territorio boliviano y no por la selva brasileña. En el evento lo ratificó, pero no mencionó a la selva brasileña, sino peruana, corrigiendo tal vez su primera declaración, añadió que el paso por Bolivia “es la ruta más lógica”.

En principio se concretaron algunos tópicos sobre el puerto de Ilo, sobresaliendo las facilidades de oficinas nacionales aduaneras y de carga, y la refrenda en el Congreso del vecino país del Tratado de Ilo suscrito con anterioridad, sin embargo por años permaneció encarpetado. En realidad estos acuerdos se remontan a los presidentes Jaime Paz Zamora y Alberto Fujimori, con la concesión de Boliviamar, extensa zona con fines marítimos e industriales. No obstante las condiciones favorables para el país, suman décadas en las que por nuestra parte no se realizó obra alguna.

El convenio de Sucre plantea la construcción de rompeolas por la parte peruana para facilitar el atraque de barcos de gran calado en Ilo, debiendo Bolivia asegurar el manejo de carga suficiente para hacer rentable y competitivo al puerto, cuya habilitación funcional ha sido señalada en 18 meses. Este es un emplazamiento que convoca al Gobierno y a los privados siempre atenidos a Arica y Antofagasta. Solo ante las dificultades y huelgas que interfieren el comercio nacional en esos puertos se muestra alguna inquietud portuaria alternativa.

Resultan dignos de mención algunos acuerdos binacionales como la recuperación ambiental del Titicaca, abarcando fauna y flora lacustres. Viene aparejada la reestructuración de la Autoridad Binacional Autónoma del mismo lago. El control y fiscalización de la actividad minera fronteriza, lo que supone la lucha contra la minería ilegal. El Perú considera ilícita la minería informal (que no cumple la normativa y escapa a registros e impuestos). Esta actividad tiene parangón con las cooperativas mineras del país, las cuales también operan en áreas fronterizas. Otro acuerdo se refiere las tierras protegidas limítrofes; por Bolivia el Madidi y en el Perú el parque Bahuaja-Sonene. Aparte de otros temas más generales como la lucha contra los ilícitos: narcotráfico, robo y comercialización de teléfonos móviles, automóviles, etc., destaca la promesa (no fue acuerdo firmado) para el acceso a la fibra óptica de Pacífico con fines de abaratamiento de Internet, actualmente la red procede de Chile.