Programas de Naciones Unidas para el Medio Ambiente han preparado un informe sobre estudios realizados en África, Asia y América Latina sobre la contaminación de las aguas. Señala que hay 323 millones de personas que corren riesgos por la contaminación. Este mal también daña las fuentes vitales de alimentos y perjudica las economías de los continentes. La contaminación “complica el acceso a agua de calidad, amenaza con engendrar más desigualdad, pues golpea con más fuerza a las personas más vulnerables: las mujeres, los niños y a los más pobres”.
La directora científica de ONU Ambiente comenta que “la cantidad cada vez mayor de aguas residuales que se vierte en nuestras aguas superficiales es muy preocupante. El acceso al agua de calidad es esencial para la salud y el desarrollo humano. Ambos enfrentan riesgos si no logramos detener la contaminación”. Según el informe “la contaminación patógena y la orgánica aumentaron en más del 50% de los tramos fluviales entre 1990 y 2010. Una grave contaminación patógena (elementos y medios que originan y desarrollan las enfermedades) cuyo aumento se debe principalmente a la expansión de sistemas de alcantarillado que descargan aguas residuales a las aguas superficiales, lo que afecta a una cuarta parte de los tramos fluviales”.
El problema es grave y es por ello que la organización de la ONU recomienda que los gobiernos traten de cuidar las aguas mediante sistemas de purificación y, urgentemente, se evite que poblaciones pobres, casi siempre carentes de agua potable, consuman o beban aguas de charcos o derivadas de sistemas de alcantarillado. La contaminación afecta gravemente a ríos y lagos; el caso del lago Titicaca es más que patético por la contaminación con productos residuales que llegan a sus aguas desde poblaciones que bordean el lago y que afectan al Perú y Bolivia.
La mala calidad del agua provoca enfermedades estomacales que pueden derivar en la muerte: causan malestares continuos especialmente en mujeres, niños y ancianos. Se requiere que se consuma agua, pero previamente bien hervida para evitar la contaminación por elementos como parásitos y materiales en descomposición. Recomiendan que el uso de las aguas sea controlado en cada hogar y se evite la contaminación mediante el consumo de alimentos que contienen agua no debidamente tratada, especialmente aquellos refrescantes que no tienen control sanitario alguno.
Las aguas contaminadas dañan la tierra porque matan el “humus” apto para los cultivos; las aguas residuales de la minería también provocan serios daños a ríos y lagos; en general, toda agua contaminada es perniciosa no solamente para la salud de las personas sino de la propia industria de alimentos y medicamentos; es contraria al cuidado que se debe tener en hospitales, clínicas y sitios donde se trata la salud; en fin, son muchos los peligros a que están expuestos los habitantes de países que no han sabido precaver medidas para evitar la contaminación, especialmente con sistemas de cañerías y tubos conductores que llegan a contaminarse con sarros y otros elementos.
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