Últimamente son frecuentes los programas de música clásica en nuestra ciudad. El viernes 28 de octubre fue el programa de Ópera Viva, en el Teatro 6 de agosto, deleite del que nos privamos por razón de viaje y donde seguramente se destacaron las hermanas Renjel y otros ya conocidos en el ambiente operístico. También se presentó la Orquesta Sinfónica de El Alto.
Se destacan otros eventos importantes como el de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Centro Sinfónico Nacional del 28 y 29 de septiembre pasado, dedicado a Félix Mendelssohn, de quien se tocó la Obertura Las Hébridas y en la segunda parte del mismo compositor la Sinfonía Nº 3 Escocesa, bajo la dirección de Ramiro Arista, de nacionalidad argentina rumana, ahora Director Titular de la Sinfónica de Piura, Perú. Su dirección dinámica y ágil no pasó desapercibida, recreándonos por las brumas de la nación escocesa.
Como segundo número de la primera parte, de Aaron Copland, un gran referente de los músicos norteamericanos del siglo pasado, fue el Concierto para clarinete, con el solista Alejandro Flores de gran actuación. Debemos destacar la excelente actuación de la sinfónica nacional, que tenemos que reconocer es de un nivel superior, que está colocándose entre las mejores de la América hispana, gracias al trabajo de sus directores, ahora de Cristhian Asturizaga, lamentablemente en carácter de interino, cuando ya debe consolidarse la titularidad de su magnífica dirección.
El 18 de octubre en el Círculo de la Unión actuó la Orquesta de Cámara Juvenil de Bolivia Clásica, formada por músicos que con disciplina y tenacidad están alcanzando un alto grado. Esta vez la Fundación ha traído al director austriaco Andreas Penninger, joven músico con estudios superiores en el Mozarteum de Zalzburgo y en la Universidad Privada Anton Bruckner. Fue un privilegio escuchar a la Orquesta con pulida afinación, lo que nos muestra el grado de alta formación debida al empeño de su director titular Armando Vera Woudstra.
El programa en esta ocasión fue dedicado también al compositor Félix Mendelssohn, de quien se escuchó la sinfonía Nº 10, después el concierto para piano Nº 2 Op. 40, actuando como solista el joven pianista boliviano Marco Pérez Aguilar, que nos obsequió las tonadas románticas del concierto con destreza y dulzura.
En la segunda parte del concierto se interpretó de Josef Suk la Serenata para cuerdas Op.6, una obra acaso nunca escuchada en nuestro medio musical, bajo la conducción con rigor artístico del director visitante Andreas Penninger.
El director Penninger, el solista y la orquesta fueron aplaudidos con entusiasmo por el auditorio, que en retribución fue obsequiado con la bella composición de Brahms: Canción de cuna.
Conciertos como éste, suman los éxitos de la Fundación Bolivia Clásica que, a la par del perfeccionamiento en la presentación de conciertos, influye en la superación de la apreciación y cultura musical en nuestra ciudad.
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