COMUNICABILIDADES
Yo crecí con un padre violento y agresivo. Cada fin de semana se alcoholizaba y arremetía contra mi madre. De niño, muchas veces vi (con horror) cómo la golpeaba hasta derrumbarla en el piso y aun allí la seguía pateando… mientras mis hermanos y yo gritábamos, llorábamos y corríamos asustados porque luego seguíamos nosotros.
El tiempo ha pasado… ahora tengo 2 hijas a las que amo mucho. Jamás las he golpeado, jamás las he tratado violentamente.
Pude haber reproducido la conducta de mi padre, pero no lo hice, no soy como él, jamás quise parecerme a él, pues siempre creí que “el hombre que golpea a una mujer es un cobarde”.
En mi caso, mi madre fue la fuente de inspiración de amor y respeto hacia a todas las mujeres.
Lamentablemente, siguen existiendo hombres abusivos y mujeres abusadas. Hasta el momento se han cometido 90 feminicidios en Bolivia en lo que va del 2016, por lo que urge que el Estado declare una alerta para frenar esta ola de violencia.
Sin embargo, temo que una alerta no logrará mucho, lo que hace falta es educación.
Las leyes tratan de normar la conducta de las personas, las campañas comunicacionales intentan concienciar sobre el derecho a vivir una vida sin violencia, pero sólo la educación puede evitar que más mujeres sean abusadas.
Quienes amamos a las mujeres, sean nuestras madres, hijas, esposas, amigas, compañeras de trabajo o parejas, sabemos que no les podemos, no les debemos hacer daño. Es cuestión de valores… esos valores que algunos hombres han perdido y golpean, maltratan y asesinan a las mujeres, lo que los convierte en ignorantes, cobardes y delincuentes.
(*) Director de Xperticia, empresa de asesoramiento y capacitación en Comunicación.
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