Walter Flores:”Es muy duro dejar la Selección”

Walter Flores le dijo adiós a la Selección Nacional por segunda vez; ayer, el futbolista afirmó que llegó el momento de decir adiós a la Verde.

El volante estuvo bastante triste durante la conferencia de prensa, mañana será su último partido con la polera del país, el orureño indicó que está es una decisión personal y consensuada.

“Es una decisión pensada con mi familia. No tengo nada más que darle a la Selección, es muy triste, son once años que he estado con la Verde y este momento tenía que llegar”, declaró visiblemente emocionado el mediocampista boliviano en conferencia de prensa, poco antes de cumplir una práctica con el combinado nacional.

Ya en 2012, Flores había renunciado a vestir la casaca nacional “para dar espacio a otras generaciones”. Él explicó que su retorno a la Verde se debió a la amistad que mantiene con el técnico nacional Ángel Guillermo Hoyos. “El profesor “Hoyos me hizo cambiar de parecer, tengo una gran relación con él porque me ha ayudado mucho no sólo en la futbolístico, a él no le podía decir que no, por eso tomé la decisión de volver a la selección”, explicó el jugador. El “chiru chiru”, como le dicen sus amigos, tiene 38 años y uno de los motivos por el cual decidió dejar la Selección fue por motivos familiares.

“Tengo que atender a mi esposa que está delicada de salud, además pienso en mi hijo que se pone mal cada vez que me pierdo de la casa por una concentración”, explicó Flores. Todo indica que el orureño estará en el onceno titular de Hoyos mañana, el técnico quiere que Flores tenga una bonita despedida de la Selección. El cariño de la gente hacia el volante es visible, generalmente es uno de los jugadores que más es requerido por la gente. Flores explicó que a partir del martes su mente estará solo en su club Bolívar donde el mediocampista afirmó que todavía quiere jugar ahí. “Mientras pueda ser un aporte continuaré con mi club, se que el momento de colgar los cachos está cerca así que solo quiero disfrutar al máximo”, exclamó acongojado.

Baldo Ramallo