Donald Trump: entre utopías y expresiones de deseo

No en vano en la conferencia de Marrakech los miles de delegados de todo el mundo confían que el señor Trump no descarrile el acuerdo mundial hacia energías limpias, al extremo que la responsable de la ONU, Patricia Espinosa, encargada en asuntos del clima sostuvo que “esperamos cooperar con su gobierno para hacer avanzar la agenda de la acción climática en beneficio de los pueblos del mundo”, lo que constituye una gran responsabilidad de parte de este controvertido personaje.

Donald Trump ha prometido cancelar la promesa del presidente Barack Obama de proteger de la deportación a los inmigrantes indocumentados que llegaron a EEUU como niños y que fueron beneficiados por la orden ejecutiva conocida como Dream Act, y comenzar a deportar hasta dos millones de indocumentados con antecedentes penales, lo que, sin duda, genera profundas interrogantes acerca del lugar que ocupará ese país en el mundo de ahora en adelante.

Por primera vez, desde la Segunda Guerra Mundial, un presidente prometió revertir el internacionalismo que practicaron sus predecesores para construir muros físicos y metafóricos, sostuvo un comentarista internacional. Trump podría alimentar el populismo, el nativismo, el nacionalismo, los movimientos a favor de cerrar las fronteras que ya son tan manifiestos en Europa y que se han diseminado a otras partes del mundo.

En el terreno militar y de seguridad interna cuestionó el compromiso de Washington con los aliados de la OTAN e hizo un llamado a recortar la ayuda al extranjero, atacó a China y sugirió a los aliados asiáticos desarrollar armas nucleares. En Alemania, donde las tropas estadounidenses están presentes desde la Segunda Guerra Mundial, la posibilidad de una retirada pareció desconcertante. “Sería el fin de una era”, escribió en Der Spiegel Henrik Müller, profesor de periodismo en Dortmund. “La era de la posguerra en la que las bombas atómicas estadounidenses y su presencia militar protegían primero a los países de Europa del este y luego a los del centro llegaría a su fin. Europa tendría que hacerse cargo de su propia seguridad”.

Un lugar donde el triunfo de Trump fue recibido con entusiasmo fue Rusia, donde la televisión, controlada por el Estado, se ha deleitado con el espectáculo electoral estadounidense. Desde la Guerra Fría, Rusia no ocupaba un lugar tan importante en una elección presidencial, ya que se vio a Trump elogiar a Putin, y a los investigadores estadounidenses concluir que los rusos habían hackeado los mensajes de correo electrónico de los demócratas.

En suma, parecería que se trata de un nuevo orden mundial en todos los terrenos posibles, producto de la presencia en la presidencia de los Estados Unidos de un controvertido e impredecible personaje surgido de las filas de partido al que no pertenece, pero que recibió el respaldo de un pueblo que no estoy seguro si habrá aquilatado adecuadamente a quién le ha entregado una responsabilidad tan grande, que podría influir negativamente en el futuro de muchas personas que componen la humanidad, que ciertamente esta insumida en serios problemas existenciales, peor aún con liderazgos tan controvertidos como descalificados que lamentablemente existen y cuentan con un poder ilimitado.

Sobre cómo hacer de EEUU una “gran potencia” que ya lo es, no está claro cómo se llegaría a esa meta ya que de economía no se habló casi nada, salvo las expresiones de deseo que son la característica principal de este tipo de líderes mesiánicos tal como los conocemos en la historia.

El Ing. Com. Flavio Machicado Saravia es Miembro de Número de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.