En los últimos cuatro meses, mucha expectativa y esperanzas había en el mundo sobre quién sería elegido presidente de los Estados Unidos; los candidatos -Sra. Hillary Clinton y Donald Trump- intervinieron en tres debates que dejaron sabor a poco, tanto porque no hubo respuestas contundentes de la candidata demócrata como por la pobreza excesiva, malas maneras y hasta profusión de insultos en que incurrió el candidato republicano que, por supuesto, no estuvo ni a mediana altura de candidatos de muchos años anteriores.
Producida la votación, con un sistema bastante raro en que prácticamente no es decisivo el voto popular y son unos cuantos delegados los que deciden quién será presidente, hubo sorpresa, frustración y decepción en el pueblo estadounidense y en todo el mundo que esperaba resultados muy positivos o, más concretamente, que gane la candidata demócrata porque el republicano decepcionó a todos por sus poses malcriadas y ninguna propuesta seria y responsable.
Ganador el Sr. Trump, trató en sus intervenciones de borrar algo de lo que había sostenido durante la campaña; pero, no calaron ni medianamente sus expresiones porque dejó muy claro en la campaña cuáles serían sus actuaciones en caso de llegar a la Casa Blanca. Hay expresiones y propósitos que sembraron dudas, angustia y decepción en quienes escucharon, leyeron o supieron de los propósitos del Sr. Trump que en todo tiempo se mostró contrario a los inmigrantes que pueblan el país del norte como son afro-norteamericanos, gentes procedentes de Asia y América Latina.
El Sr. Trump mostró sus complejos al menospreciar a personas que, según él, no nacieron en los Estados Unidos o, peor, no son blancos. Olvidó que sólo los nativos estadounidenses no son inmigrantes y que todos los demás, incluida la familia Trump, son inmigrantes o descendientes de ellos; es decir, son personas no nativas del suelo estadounidense. Para él, todos los inmigrantes son autores de delitos, crímenes, consumo de drogas, componentes de mafias; odiadores de los blancos y, en resumen, contrarios a todo lo que cree y siente el Sr. Trump.
-El resultado de la votación se mostró como consecuencia de lo que creen y sienten los ciudadanos de raza blanca. Todo muestra que, para ellos, dada la posición del candidato, el tiempo es propicio para mostrar desprecio a afro-norteamericanos, latinos y asiáticos; en alguna forma, reimplantación de las tácticas del Ku-klux klan que tanto daño ha causado a los Estados Unidos en la vida de millones de sus habitantes.
-Sus enunciados sobre política exterior han mostrado ignorancia supina sobre lo que EEUU ha cuidado siempre. Para él hay que rechazar a todo elemento extraño en su país; los casos de medio oriente, la posición de Rusia, las relaciones con países europeos, etc. no sirven sino están acordes con las políticas e intereses de los EEUU.
-Mostró reticencia a todo lo que signifique acción extremista o terrorista y de corrientes migratorias que atenten contra la institucionalidad de los EEUU.
-Cree él que Estados Unidos debe ser “la mayor potencia, el país más rico, el rector del mundo” y otros que, parece, él no conoce o no ha sido debidamente asesorado.
-Considera que la economía norteamericana debe tener gran paso en las decisiones mundiales y que todo debe regirse por sistemas económico-financieros que él habría experimentado en su vida, que el pueblo debe pagar menos impuestos (no hizo referencia a sus deudas de impuestos por sus múltiples negocios); señaló que habrá trabajo para todos.
Para el pueblo norteamericano, ante el resultado electoral surgió un pensamiento: “dos fechas coinciden por lo trágicas: 11 de septiembre y 9 de noviembre” y el ruego de que “ojalá no cumpla sus amenazas y proyectos negativos”. La designación del Sr. Trump ha creado angustia y frustración y en el momento hay manifestaciones de protesta por su elección y sobre todo, que no haya valido el voto ciudadano.
Innegablemente, queda en todos la esperanza de que los republicanos, en base a experiencias del pasado, no reediten viejos errores y eviten que el Sr. Trump cumpla sus amenazas porque desencadenar luchas racistas, construir muros de la vergüenza, destruir la economía con el pretexto de fortalecerla, fortificar a las fuerzas armadas (como si hoy no fuese el país más poderoso del mundo) y sólo tener buenas relaciones con países que tengan buena amistad con su gobierno, son algunas de las amenazas que deben superarse siempre que el Sr. Trump reflexione y medite que debe tener conciencia de que es presidente electo de un país muy poderoso y cabeza de las ciencias y la tecnología, que de la fortaleza de su economía y su vida apegada a las libertades y la justicia depende la vida y fortaleza del planeta y muy especialmente, el que el Tercer y Cuarto Mundo puedan vencer altos índices de pobreza.
El Sr. Trump, soberbio y petulante, ha recibido una gran lección de dignidad y honradez de la Sra. Hillary Clinton que lo felicitó y comprometió toda su ayuda y de su esposo para que pueda cumplir con su país. Así la situación ha conmovido al mundo y sólo se espera que no se cumplan las malas intenciones que deberían trocarse en hechos y conductas positivas en base a valores y principios que para los pueblos son fundamentales y decisivos.
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