Muchas veces se ha sostenido que, al igual que existen estrategias para atender el caso de nuestro enclaustramiento y los trámites que se sigue ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el caso de los manantiales del Silala debe contar con estrategias muy especiales y sobre las cuales tiene que haber concordancia perfecta entre el gobierno y quienes estén a cargo de atender todos los trámites sea ante la misma CIJ u otros organismos internacionales.
El ex–Presidente Carlos Mesa Gisbert, Vocero del país para el caso de nuestro reclamo por la cuestión marítima, cuenta con la suficiente preparación, idoneidad, capacidad y formación humanística e histórica como para atender y dirigir todas las estrategias que se tenga sobre el Silala. Encomendar a comisiones -que generalmente nunca cumplen a cabalidad las encomiendas que reciben- resultaría vano y absurdo, aparte de que, casi con seguridad, los integrantes no tienen las condiciones ni capacidad como para tratar todas las instancias referidas al caso.
El gobierno, más llevado por susceptibilidades o desavenencias con el ex– Presidente Carlos Mesa, hasta ahora, que se sepa, no ha encomendado el caso del Silala al ex-Presidente, aun sabiendo de su capacidad e idoneidad. Dejar el caso para las “calendas griegas” o que “se enfríe” para que el gobierno chileno aproveche la coyuntura, sería irresponsable. La verdad es que ya deberían desarrollarse las estrategias para la defensa de las vertientes del Silala y no esperar que se aclaren situaciones que no pueden mantenerse tan solo por haber disentido con los criterios que tuvo el Primer Mandatario sobre el referéndum del 21 de febrero que le negó la posibilidad de una nueva re-repostulación a la Presidencia de la República el año 2019.
Las cuestiones político-partidistas, los desacuerdos ideológicos o las formas de ver los asuntos del gobierno o los intereses del Estado y no hay consensos entre el gobierno y personalidades que tienen capacidad, profesionalismo y saben de los problemas que aquejan al país, no debe ser motivo o causa de descuidos que, más temprano que tarde, resultan contraproducentes y, cuando se quiera remediarlos, son tardías todas las tratativas que se hagan.
Es urgente que el Presidente de la República, teniendo en cuenta sólo los intereses del país, debería convocar a la mayor brevedad al ex–Presidente Carlos Mesa Gisbert a objeto de estudiar, planificar y poner en práctica estrategias para el caso de las vertientes del Silala, de otro modo, se corre el peligro de que el gobierno chileno aproveche nuestros descuidos para convencer a organismos internacionales sobre sus razones que son bien conocidas como injustas y arbitrarias tan solo por cumplir con intereses creados sobre la urgencia de contar indefinidamente con las aguas de dichos manantiales.
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