La crisis económica que azotó al mundo en los pasados tres años, ha influido gravemente en los países subdesarrollados para que la pobreza que enfrentaban se agudice. La crisis es dura para muchas naciones del Cuarto Mundo que no vislumbran soluciones para sus graves problemas; son países que están sumamente divididos por intereses de sectores políticos que demagógicamente anuncian tomar medidas para solucionar múltiples problemas, pero la realidad muestra que solo intereses creados hacen que los enfrentamientos sean permanentes.
Por situaciones similares pasan muchos países del Tercer Mundo o mal llamados “en desarrollo”, definición que está muy bien para una parte de naciones que han logrado reducir altos índices de pobreza extrema, pero que aún sufren los estragos de este mal que se cierne sobre comunidades y que no pueden sobrevivir ante situaciones angustiosas por carencia de alimentos, pésimas condiciones de salud y falta de educación.
Para los países ricos y desarrollados, especialmente para los que lograron superar totalmente los estragos de la crisis, los problemas no cuentan porque solo hay preocupación en ellos para encontrar medios que incrementen su producción y riquezas; son países que muchas veces disponen de sus excedentes productivos para ayudar al mundo pobre y subdesarrollado con entrega de alimentos y medicinas, préstamos a largo plazo y promesas de que “están dispuestos a contribuir para la solución de graves falencias que tiene la humanidad”.
Lo lamentable de las políticas pregonadas por países ricos en sentido de “comprender y desear ayudar a los pobres” se traduce tan solo en la otorgación de ayudas consistentes en alimentos, medicinas y donaciones de dinero que no alcanzan para solucionar los problemas traumáticos que sumen a esos pueblos en mayor dependencia, ya que sus habitantes están en pos de recibir ayudas porque otra forma de encarar sus vidas no existe para ellos. Sus gobiernos, generalmente productos de dictaduras, hacen poco o nada por conseguir inversiones para lograr el desarrollo, para instalar empresas pequeñas o medianas que creen riqueza y generen empleo. Son países que requieren no solo de aportes financieros sino tecnológicos y humanos porque si bien parte de su población sabe su realidad y comprende lo que se debe hacer, no encuentran los medios para que haya entendimiento sobre lo que requieren los países pobres.
Hay situaciones tan álgidas -caso Somalia y otros- en que la pobreza contrasta con la riqueza que ostentan caudillos que se apoderaron de esos países y los someten a condiciones de más dependencia porque están convencidos de que su poderío radica en la mayor dependencia que les permite disponer de ayudas y préstamos para adquirir armas, enriquecimiento de sus partidarios y continuidad del régimen. Para esos malos gobernantes no existen los términos de libertad, democracia y justicia que son palabras y sistemas que no entran en sus planes. La pobreza, a más de carencias de todo tipo, tiene aliados en sus propios habitantes que no saben de derechos humanos, libertad y justicia.
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