El Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cedib) identificó como principales amenazas contra el acceso al agua a la actividad extractivista minera e hidrocarburífera, la urbanización descontrolada y la comercialización del líquido elemento.
A la fecha, 510 microcuencas, que representan un cuarto de las que existen en territorio nacional, cuentan con derechos mineros, según el investigador del Cedib, Óscar Campanini.
El mismo señaló que el Gobierno no fue capaz de frenar las fuertes presiones de la demanda de la minería y los hidrocarburos y, al contrario, desreguló el control sobre el agua y alentó la actividad extractivista.
En un estudio que realizaron en 2014 los investigadores del Cedib, señalan que la minería en Bolivia es la que consume en mayor cantidad el agua.
“La actividad minera genera aguas ácidas que resultan del contacto de ciertos minerales con el agua y oxígeno, denominadas ‘agua de minas’, en términos más precisos Drenaje Ácido de Minas (DAM) y Drenaje Ácido de Roca (DAR). Estas ‘aguas de minas’ resultan de procesos químicos e hidrobiológicos que pueden durar cientos de años”, señala.
El consumo de agua de grandes operaciones mineras en Oruro, por ejemplo, es de 28.606.060 litros por día, de toda la ciudad es de 108.795.838 (p/día).
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