Reducir gastos, invertir y diversificar la economía

Todas las experiencias que se adquiere en estos tiempos de crisis económica, muestran urgencias que la mayoría de los países pobres y subdesarrollados no han tomado en cuenta para disminuir y, en casos, superar con éxito los efectos de una economía en permanente proceso de deterioro. Reducir gastos, promover inversiones y diversificar la economía son medidas que en diversas oportunidades ha señalado el Banco Mundial con miras a paliar la crisis, disminuir los altos grados de pobreza, crear riqueza y generar empleo de calidad.

En días precedentes, el representante del Banco Mundial ha reiterado la urgencia de que el gobierno actúe con la mayor austeridad reduciendo los gastos del sector público; seguramente la referencia, sin decirla, anota que es urgente evitar los gastos dispendiosos, las construcciones lujosas, faraónicas e innecesarias; los viajes insulsos, la realización de seminarios y congresos internacionales por cuenta exclusiva del país; las inversiones en obras que no benefician a las mayorías; la reducción sustancial de la burocracia gubernamental que, a más de ser innecesaria, en nada contribuye a la reducción de la pobreza.

Otros de los aspectos absolutamente necesarios es promover las inversiones no sólo atrayendo capitales extranjeros sino motivar al capital nacional con las debidas garantías y apoyos institucionales; evitar el contrabando y combatir seria, drástica y responsablemente a la corrupción. Promover el retorno de masas campesinas al agro con objeto de producir lo que tenga que consumir la colectividad nacional, evitando con ello la excesiva importación de alimentos; apoyar a la industria nacional con el propósito de que aumente su producción, la mejore y sea factor de crecimiento y promoción de empleo; alentar y garantizar las exportaciones y reducir trámites y gastos onerosos de impuestos que ahogan al capital privado y lo obligan en muchos casos a reducir operaciones o cerrar empresas.

La diversificación de la economía es posible si el gobierno quisiese hacerlo otorgando las garantías precisas al capital privado, promoviendo que las inversiones formen profesionales y técnicos medios que el país requiere; evitar la exportación de cerebros mediante el reconocimiento y creación de empleo para egresados de las universidades. Cuidar que la educación y la salud adquieran los sitiales que muchos países han alcanzado, pero hacerlo bajo parámetros de honestidad y responsabilidad; finalmente, el gobierno debería evitar el afán de competir con el capital privado en la creación de industrias similares que, además, no tienen calidad ni son competitivas con lo importado.

El gobierno, si se propone, puede cumplir, siempre que actúe dentro de márgenes de absoluta honestidad, conciencia de país y sentido de responsabilidad; si lo hace será en beneficio del país y como medio de superar errores cometidos en más de diez años en que hubo poca gestión y escasa noción de administración.