Siete días de duelo

El gobierno acaba de decretar siete días de duelo por la muerte de Fidel Castro en Cuba, aunque allí el cuerpo haya sido cremado, usando petróleo venezolano, que es fiado.

Hay algunos problemas para el cumplimiento de este duelo que quizá sea bueno que el gobierno tome en cuenta.

El primero de todos ellos es que el país ha entrado, de lleno, como todos los años en esta época, en los preparativos del carnaval de 2017, que será en febrero.

Cambiar esa fecha es muy complicado. Los romanos la fijaron para que se cumpla siete días después de la primera luna llena del verano del hemisferio norte. Es una fiesta del colonialismo original, del que llegó a España y al resto de Europa desde Roma. Cambiarla sería un problema, incluso para el presidente Evo Morales, quien está seguro de que los aymaras participaron en la derrota del imperio romano. Los aymaras, aliados con los vándalos, que eran unos bárbaros alemanes: una alianza invencible, pero no tan poderosa como para cambiar la fecha del carnaval. Es más que el derecho romano. El carnaval es un derecho humano universal, como el acceso al agua.

Si no se puede cambiar la fecha del carnaval, quizá sea conveniente dejar el duelo para después, cuando el país esté viviendo la cuaresma. Un duelo es más llevadero en la cuaresma. En esa época no se come carne, salvo que sea de soya. En Cuba no comen carne nunca, y quizá no adviertan la diferencia con este duelo. Pero en Bolivia las parrilladas, o churrascos, son imprescindibles en el verano. Aquí el socialismo no ha provocado todavía la escasez de alimentos, como en Cuba y Venezuela.

Además, en el ambiente de carnaval no es apropiado ponerse triste. Corres el riesgo de que te expulsen de la comparsa.

En Santa Cruz se ha elegido a la reina del carnaval y todas las comparsas están cumpliendo los preparativos. Hay mucho dinero en juego, dinero del capitalismo.

En Oruro la situación es un poco complicada porque allí está pendiente una declaratoria de desastre si es que no llueve en los próximos días, pero el carnaval se celebrará aunque haya desastre.

Los cohetillos han sido comprados en la China, las bandas están ensayando.

En suma, hay que dejar el duelo para la cuaresma. El comandante comprenderá.

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