El Referéndum 21F legal, legítimo y la Constitución

Se pretende ingenuamente y hasta con sobrada ofensa a la inteligencia de este país que el NO del Referéndum 21F fue solo resultado del escándalo Zapata o el cúmulo de actos bochornosos de corrupción digitados por algunos personeros del gobierno como el caso Fondioc y otros similares.

El pueblo boliviano inteligente, maduro y reflexivo después de gruesos errores de gobiernos pasados y de improvisaciones del actual, ha tomado conciencia sobre estos hechos que mantienen a Bolivia como un país subdesarrollado, atrasado, pobre y esclavo del modelo colonial extractivista. No hay apertura de otras actividades industriales y productivas que hagan de Bolivia una nación capaz de incursionar con éxito en la globalización y en la competitividad por tener ingentes recursos naturales. Es decir, buscar otras opciones que hagan de Bolivia una nación verdaderamente democrática, políticamente soberana, socialmente justa y económicamente grande.

Por otro lado, es urgente anotar que la Constitución, como su propio nombre lo indica, es la Ley de Leyes que señala puntualmente la conducta del Estado y del ciudadano para determinar el camino de un país hacia su construcción de manera seria, responsable, ordenada, claro está cuando todo esto se encuentra en la mente de gobernantes y gobernados y consecuentemente se refleja así a nivel internacional.

La Constitución o Ley de Leyes no se la puede manejar de manera discrecional por gobernantes de turno que solo buscan sus intereses subalternos o por ciudadanos que desean vivir a su libre albedrío con características selváticas.

En esa Constitución que merece el máximo respeto se encuentra el Referéndum del 21F, el cual fue propuesto de manera exigente por el actual gobierno con la creencia de que el pueblo votaría a su favor.

El pueblo boliviano con el NO del Referéndum 21F ha tenido la capacidad, la personalidad y la independencia para definir, en un momento oportuno, el destino de la Bolivia que ansiamos tener para un futuro mejor.

Cómo son las paradojas de la vida, cuando nos muestra insólitas conductas de algunos dirigentes populistas que presumen de ser serios en sus convicciones cuando de por medio están intereses personales. El 5/5/2013 el procurador general del Estado, Héctor Arce Zaconeta, afirmaba “Ellos ya no están habilitados, ese es el límite que ha puesto la Constitución. Tendría que pasar un periodo Constitucional, pero lo que manda la ley es la aplicación correcta: ni un día más desde el 22 de enero del 2020 porque eso está establecido en la Constitución o Carta Magna”. Pero el 13/10/2016 expresó a la prensa local: “es posible una nueva reelección del presidente Morales”, buscando de esta manera artilugios reñidos con el respeto a la Constitución y al pueblo que marcó su voto en elecciones serias.

Qué firmeza de convicción y de conducta la del presidente Rafael Correa del Ecuador, que considera que 10 años son suficientes de ejercicio de gobierno y deja a la consulta de las próximas elecciones la personalidad de Lenín Moreno.

Ahora cuando se está creando un clima artificial de confusión en algunos sectores sociales del partido oficial, urge que el Tribunal Supremo Electoral oriente de manera responsable que el Referéndum 21F tiene contundente contenido legal y legítimo y que otra salida interesada sobre el mismo tema no debería ser posible, dado el hecho de que el Referéndum 21F fue librado con carácter definitivo al voto ciudadano y se lo hizo dentro del estricto marco constitucional que se hace necesario respetar.

Para ello, consideramos que se cuenta con la dignidad y el honor de un Tribunal integrado con personalidades que mostraron una alta conducta ética, capacidad y suficiente valor para resistir a presiones e imposiciones interesadas o hábilmente utilizadas.

Esto es lo que está esperando el pueblo boliviano a lo largo y ancho del territorio nacional porque además, como lo expresara el ilustre jurisconsulto José Carrasco Torrico: “La Patria es ara y no pedestal ni escala”.

Esta Patria es de todos los bolivianos y de nadie en particular.