Naciones Unidas.- El jefe humanitario de la ONU, Stephen O’Brien, urgió ayer a las partes del conflicto sirio a proteger a los civiles y permitir la entrada de ayuda humanitaria en Alepo oriental, antes que la zona “se convierta en un gigantesco cementerio”.
“Por el bien de la humanidad, rogamos a las partes y a aquellos con influencia”, dijo O’Brien en una intervención ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que ayer analizaba de urgencia la situación en la ciudad siria.
Según la ONU, hasta 25.000 personas que vivían en la zona este de Alepo -bajo control rebelde- se han visto obligadas a huir de sus hogares desde el pasado sábado, en medio de una gran ofensiva del régimen para recuperar la zona.
O’Brien aseguró que es previsible que varios millares más sigan escapando en los próximos días si los combates continúan y destacó los riesgos a los que se expone la población en este tipo de movimientos.
Por otro lado, cerca de 10.503 personas han muerto en Siria por los bombardeos de la aviación de Rusia, aliada del Gobierno de Damasco, iniciados el 30 de septiembre de 2015, según los datos difundidos ayer por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
De esos fallecidos, al menos 4.484 eran civiles, entre los que hay 1.112 menores de edad y 646 mujeres, que perdieron la vida por los ataques aéreos rusos. (EFE)
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