Era enero, rayaba el año.
Una mañana de candente sol paceño visité a Carlos Mesa en su residencia; enseñóme su biblioteca y en la despedida me otorgó una pila de libros entre los cuales estaba La Aventura del Cine Boliviano, editada por Gisbert y de un tiraje de 1985, hoy ya agotado.
Debo ser hidalgo: si bien en mis ocios consecuentemente he solazado mi vista y audición con las cintas de The Godfather, Casablanca, To Be or Not to Be, Gone With The Wind, Psycho -¡qué testa maestra y demente concibió ésta última!- y con algunos filmes polacos, jamás hasta ahora había sido un interés mío la historia o el análisis de la filmografía universal y menos de la nacional. ¡Qué vergüenza! No solo de música y literatura se vive.
Carlos Mesa le ha dedicado buenos años de su vida al cine. No solo ha producido filmes, también ha hecho crítica en varios periódicos y ha fundado y dirigido la Cinemateca Boliviana. Y Mesa es un cineasta. La Aventura del Cine Boliviano es, a mi parecer, su mejor aporte en este apasionante pero desatendido campo. No es una historia, no es un criticismo en rigor; es ambos y aún algo más. El mismo autor, en las primeras páginas del libro, indica que la obra tiene como meta primera realizar “un análisis e interpretación de lo que significa desde el punto de vista de su sentido y de sus contenidos el cine boliviano contemporáneo…”, y, como segunda, historiar al cine enfocándose en el periodo 1952 - 1984, el cual cree el más prolífico en cuanto a producción y contenido; forma y fondo, diría el artista. Mesa toma como ejes de su libro las obras de los realizadores Ruiz, Sanjinés y Eguino y la del guionista Soria. Vuelve Sebastiana, Ukumau, Chuquiago, El Coraje del Pueblo, Revolución, Yawar Mallcu y Mi Socio, así, en tal orden, para Mesa son “los siete filmes clásicos” de nuestro cine.
Otra contribución interesante que hace el autor de esta obra es la periodización en que divide la cinematografía boliviana: 1904-1936: Etapa Silente; 1937-1953: Período Intermedio. Formación del sonoro; 1953-1964: Período de la Revolución Nacional; 1965-1983: Período Contemporáneo (recuérdese que el libro fue publicado en 1985). Yo destaco la película Wara Wara, correspondiente a la “Etapa Silente”, que con solo imágenes y expresiones faciales pudo transmitir el universo del Ande americano.
Libro completísimo, el 20 de noviembre de 1904 es la fecha de arranque para describir lo que ha sido de veras una aventura para un país sin recursos y que ha luchado para dejar un testimonio traducido en imágenes en movimiento.
Espero que este autor se atreva a investigar sobre los últimos filmes bolivianos que son dignos de un estudio profundo, en cuanto a producción y contenido, o en cuanto a forma y fondo (nos encanta esta dialéctica binaria); es el caso de películas como Cuestión de Fe, El Día que Murió el Silencio o zona Sur, de esta forma habría menos profanos en materia cinematográfica como fui yo hasta la lectura de este libro. Como cineasta Mesa además ha escrito Cine Boliviano: del realizador al crítico y El Cine Boliviano según Luis Espinal.
Este libro debe ser consultado por cualquier critico o analista de los saberes cinematográficos más juiciosos (que debe haber en verdad pocos) y por cualquier cinéfilo, como es el que escribe esto (y que somos demasiados). ¿Historiador, periodista, político? El cine es la pasión vibrante y primigenia de este autor.
El autor es estudiante de Ciencias Políticas, Historia y Comunicación.
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