El Illimani, víctima de alevoso atentado

En semanas recientes, el pueblo paceño se sintió afectado en sus fibras más íntimas, ante versiones de que la montaña sagrada del Illimani estaba siendo perforada por cooperativas mineras y empresarios chinos, explotando yacimientos de oro, estaño, wolfram y otros elementos. Se agregó que se estaba procediendo al saqueo, al igual que en tiempos del Coloniaje.

Las denuncias populares agregaban que se trataba de un atentado flagrante a la riqueza de materias primas minerales de la nación boliviana (también conocidas como “recursos naturales”) y que, así, se estaba retornando a la época del saqueo de minerales que empezó en tiempos del incario y continuó durante el coloniaje, hasta que se le puso fin a mediados del siglo pasado, cuando se estableció que esos bienes eran propiedad imprescriptible de todos los ciudadanos bolivianos y destinados para beneficio de ellos mismos.

Los medios de prensa, en particular EL DIARIO, captaron de inmediato diversas opiniones y dieron curso a las informaciones del caso. Es más, enseguida se procedió a las investigaciones directas para establecer la veracidad de las informaciones, medida que permitió confirmar que, efectivamente, las faldas del Illimani estaban siendo perforadas por empresarios presuntamente chinos (Combol con 75 cuadrículas, de 25 hectáreas cada una) y cooperativas de trabajadores (Pinaya Illimani Ltda., Águila chica) que tenían concesiones aprobadas por entidades ministeriales y organismos del Estado, que les autorizaban a dedicarse a la explotación de metales y minerales para exportación. El Ministro del sector recalcó que en las faldas del Illimani operaban tres cooperativas, dos de ellas sin autorización, sin especificar sus nombres.

La investigación periodística confirmó el atentado, considerando, además, que en algunos casos los mineros no cumplían requisitos legales e inclusive estaban en negociaciones para firmar contratos con empresarios chinos y de otros países. Es más, el Ministro de Minería al ser denunciado por no cuidar la riqueza del emblemático nevado, afirmó que numerosas concesiones mineras a empresas explotadoras habían sido anuladas, declaración que confirmó la certeza de los rumores entreguistas, así como el resultado de las investigaciones de los medios de comunicación, vale decir que las laderas del símbolo del pueblo paceño estaban siendo objeto de un saqueo. También hicieron conocer sus protestas comunarios de la región que tuvieron la oportunidad de constatar con sus propios ojos la explotación de la “montaña mágica”.

En síntesis, las mismas autoridades ministeriales confirmaron que el saqueo de minerales y metales del Illimani era cierto, respaldando denuncias de la ciudadanía que defiende de hecho los recursos naturales del suelo boliviano y no se limita a proclamas líricas oficiales de defensa de los recursos naturales, mientras en los hechos se procede en sentido contrario, con fines extractivistas contrarios a la Constitución vigente y el sentimiento nacional. En todo caso, el asunto no está terminado y se puede decir que recién se ha tomado la punta del hilo del problema y falta mucho para llegar al ovillo.