Malicia es un término que se refiere a la mala intención con la que se dice o hace algo. Implica un tono ofensivo al referirse a algo o a alguien, con propensión hacia lo malo; se traduce como un sentimiento inclinado a lo maligno, ya sea por el propio comportamiento o para inducir a otro a obrar mal, para aprovecharse de una situación o persona o para evitar con sagacidad el cumplimiento de una obligación o norma. Es sinónimo de maldad.
Es común hablar de interpretaciones maliciosas, cuando interpretamos con sospecha y recelo el accionar ajeno. Es decir que se elabora hipótesis con base en conjeturas, sin argumentos sólidos que permitan afirmar que el comportamiento de quien dudamos tuvo intenciones solapadas o maliciosas.
Se conoce como malicia la intención encubierta con que se dice o hace una cosa para beneficiarse en algo o perjudicar a alguien. Es característica de la persona que habla o actúa de manera encubierta. Quien hace o actúa con malicia es una persona peligrosa, perversa.
La malicia ensucia las cosas y quienes actúan con bajeza son personas indecentes, inmorales, mediocres. La malicia es un sentimiento de vileza que induce a alguien a obrar mal, a aprovecharse de otro, a sacar provecho de una situación o a evitar el cumplimiento de normas éticas, sociales o jurídicas.
Algunas prácticas políticas o sociales llevadas a cabo con malicia pueden constituir delitos. A través de los medios masivos de comunicación se suele atribuir conductas inmorales a personalidades públicas, con el fin de lograr su desacreditación ante la opinión pública. Esta práctica constituye el delito de calumnia e injuria y luego de ser probado, se puede demandar judicialmente a través de una acción civil tendente a reparar el daño moral ocasionado.
Una interpretación maliciosa se traduce en creer, sin argumentos sólidos, que las personas han actuado de una determinada manera para provocar mal o daño.
La malicia es un concepto empleado con frecuencia en las Ciencias Jurídicas. En Derecho Procesal la malicia se manifiesta cuando se interpone recursos innecesarios para dilatar sin necesidad un proceso; cuando se hurta expedientes o documentos probatorios; cuando se incorpora a la causa testigos falsos; cuando se inventa pruebas violando los principios de economía procesal, contra lealtad y buena fe. Cuando se usa el poder político, económico y se manipula juicios para intimidar. Es amenazar insultar.
La persecución política que se está dando en Bolivia contra varios políticos opositores, ciudadanos que hacen críticas o contra periodistas, es también maldad y tiene como propósito evitar denuncias de corrupción, de acoso laboral. Tal accionar público está lleno de cobardía.
Aquellas personas que actúan con malicia para evitar o encubrir sus propios delitos, cuando pierden el poder del que disfrutan se vuelven cobardes, temerosas.
Existe una teoría de la “real malicia”, originada en Estados Unidos, que consiste en atribuir delitos o conductas inmorales a ciertas personalidades públicas, por los medios de comunicación masiva, con el único objeto de desacreditarlos socialmente. Esto constituye un delito, el de calumnia o injuria, además de dar lugar a la acción civil para la reparación del daño moral causado. El sujeto pasivo debe probar el agravio, que lo expresado es falso y el dolo o mala intención del autor.
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