Lujosa sede Unasur tiende a quedarse en “elefante blanco”

Lo que en principio se proyectó como la “casa de la patria grande” de América Latina, parece estar encaminado a convertirse en “sede” de un “elefante blanco”. De no tener un logotipo que diga “Unasur”, ese lujoso edificio pasaría desapercibido para cientos de turistas que visitan el monopolito de piedra “La Mitad del Mundo”, una atracción mundial ubicada en la ciudad de Quito, Ecuador.

En enero de este año, el caricaturista Bonil, le puso el sello de “elefante blanco” que circula en el imaginario colectivo de Quito, junto a otras obras del presidente Rafael Correa. “¿Saben a quién le dicen que es un elefante blanco: al edificio de la Unasur?. Para los mediocres es un elefante blanco y de seguro nunca la han pisado”, replicó Correa al calificarlo al caricaturista como un inefable opositor.

La casa de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) fue inaugurada en diciembre de 2014, a un costo de 38 millones de dólares pagados en su totalidad por Ecuador, donde sus habitantes hoy se debaten en la incertidumbre política en medio de una crisis económica que deja el principal impulsor Rafael Correa, quien descartó la reelección.

El edificio construido sobre 20.000 metros cuadrados, está ubicado a 15 kilómetros de Quito en el barrio San Antonio de Pichincha. Desde tempranas horas se observan un par de jardineros en trabajos de cuidado, banderas flameando y al ingreso principal, se alza una estatua en honor al fallecido expresidente, Néstor Kirchner, en su calidad de primer Secretario General.

EDIFICIO

En cerca de tres horas de observación (de 08:00 a 11:00), ni una sola movilidad diplomática asomó a su principal garaje. Tampoco circula gente en sus alrededores y sus gradas de mármol oscuro lucen desiertas, según pudo verificar Erbol en Quito a fines de noviembre.

El edificio consta de siete pisos, tres plantas para niveles operativos, ejecutivos y la última para el secretario general, que hoy recae en el expresidente colombiano Daniel Samper.

Tiene sala de convenciones, salón VIP, espacios de traducción simultánea, salas de prensa, restaurantes, auditorios, grandes oficinas para acoger numerosas delegaciones y un garaje con capacidad para recibir 190 automóviles.

Ni sus atractivos “espejos de agua”, llamadas también “lagunas artificiales” que están en los alrededores, captan la atención de los visitantes que prefieren mirar con mayor avidez el ingreso y el horizonte del monumento “La Mitad del Mundo”, que divide la tierra en dos hemisferios, desde una planicie rodeada de cerros en medio de una temperatura variable.

Así transcurre la vida en el edificio UNASUR, cuya vigencia como organización, es cada vez más incierta por los cambios políticos en Brasil, Argentina, la prolonga crisis de Venezuela, la incertidumbre de Chile y sobre todo de Ecuador, que junto a Bolivia lucían su voluntad política de reunirse en cualquier momento, para mostrar el poder del socialismo del siglo XXI y asumir una posición casi paralela a la OEA, frente a problemas internos que enfrentaban los socios políticos.

El presidente Evo Morales acusó el viernes desde Palacio Quemado a “EEUU de haber dividido a Unasur, mediante la Alianza del Pacífico que proclama la privatización de servicios básicos y la política neoliberal ante la fracaso del Alca”.

“Eso discutan las fuerzas sociales de los países. En algunos países hay una buena reacción frente a esta forma de cómo dividirnos a Unasur. Algunos países del Alba pueden estar mal pero de manera general vamos bien. Lo que los presidentes de Celac y Unasur deben definir si está con el pueblo o están con el imperio. Esa es nuestra diferencia ideológica con Brasil y Argentina, aunque respetamos porque son elegidos democráticamente. Con Chile ya es profunda diferencia. Qué podemos decir que un partido socialista-comunista está en el gobierno con políticas neoliberales y siguen gobernando con la Constitución de Pinochet”, comentó.

Mientras tanto se aguarda que Ecuador definida su destino en febrero de 2017 en las urnas, el sueño del “nuevo amanecer y relanzamiento del bloque con aires progresistas” como quería Correa, va quedando relegado y el edificio pre destinado a continuar viviendo en silencio. (Erbol)