ETIQUETA
Termina la primera semana de diciembre y, sin duda, hemos podido observar que el trajín característico del último mes del año es cada vez mayor.
Las reuniones familiares se han incrementado considerablemente, llegan los hijos, hermanos, tíos, sobrinos y padres muchas veces, pues por alguna razón viven en otras ciudades y el objetivo principal es poder compartir juntos la noche buena.
También se multiplica el número de encuentros y reuniones de amigos, compañeros de trabajo o reuniones con antiguos colegas de trabajo o compañeros de universidad e incluso colegio.
Es común por estas fechas la organización de cenas como preámbulo de la celebración de Navidad y Año Nuevo y son la mayoría de las veces que las empresas desean agasajar de alguna manera a sus empleados, pero hay un problema… cuando la alegría se desborda en muchos casos acentuada por los fraternos encuentros, copiosas comidas y, sobre todo, acompañadas de importantes cantidades de alcohol, y es entonces cuando debemos preguntarnosÂ… ¿Dónde quedaron nuestros buenos modales y buenas maneras? Seguramente los dejamos olvidados en la puerta de nuestras casas, junto con el resto de problemas personales, familiares, económicos o laborales que posiblemente tengamos por detrás.
Considero que estos encuentros auspiciados con las mejores de las intenciones a iniciativa de las empresas deberían ser manejados con moderación, y no restando importancia a la alegría que significa estar y compartir con colegas de trabajo, sino por las posibles consecuencias posteriores.
ALGUNAS RECOMENDACIONES
Beber con moderación no solo por salud, sino porque cuando se toman algunas copas de más, corremos el riesgo de hacer o decir cosas que luego pesarán sobre nuestra imagen y peor aún sobre nuestro futuro profesional.
Hablar más de la cuenta es uno de los efectos del punto anterior. En todas partes hay gente que registra todo y sin duda tratarán de recordar lo dicho en el momento menos oportuno para nosotros y el más oportuno para ellos.
Ponernos sinceros o sentimentales con unas copas de más puede perjudicarnos, hablar de los jefes o compañeros puede ser contraproducente.
El comportamiento que tengamos debe ser en todo momento el más adecuado. Bailar con moderación y discreción debería ser una regla. Al calor de unos cuantos tragos podríamos sentir que somos expertos bailarines y es muy posible que los demás lo perciban de otra manera, alguien podría pasarnos la factura después de vernos a través de videos, fotografías y publicaciones que algún comedido comparta en las RR.SS. (Facebook, twitter, youtube, instagram, etc.) que están muy de moda… evitemos los papelones!
EL RESPETO
Jamás olvidar los tratamientos, los jefes siguen siendo los jefes y los empleados seguirán siendo subordinados, debemos saber respetar las distancias, si las acortamos corremos el riesgo de que nos pierdan el respeto desde cualquiera de las dos situaciones. En ocasiones, estos acontecimientos sirven para evaluar la personalidad de las personas, pues es cuando más espontáneos somos. Debemos respetar a los demás y respetarnos a nosotros mismos.
Seamos nosotros mismos, no es necesario hacer cosas que no van con nuestra forma de ser o cosas que no las realicemos habitualmente. Si beber no nos sienta bien pues debemos evitarlo, si no nos gusta hacer algo pues no debemos dejarnos llevar por el momento. Una cosa es ser amable, cordial, educado, sociable y otra cosa muy distinta es ceder a las presiones de los más “listos” del grupo que pueden plantearnos o sugerirnos algunos retos que pueden estar algo subidos de tono.
Cuidemos que nuestras relaciones con los presentes sean siempre respetuosas, todos somos libres de hacer lo que mejor nos parezca, pero debemos tener siempre presente que después de la reunión tendremos que convivir con la mayoría de ellos, un desliz puede ser el inicio de una linda amistad o algo más, pero también puede ser el motivo de un terrible arrepentimiento que nos acompañará por mucho tiempo.
Seamos prudentes y actuemos de manera consciente y no simplemente nos dejemos llevar por la emoción del momento.
Si la cena es a escote (pagar la cuenta en partes iguales), debemos cumplir y no retirarnos sin hacerlo con el pretexto de habernos olvidado, es un comportamiento que denota nuestra educación y respeto por los demás.
En estas reuniones se suelen hacer intercambio de regalos, debemos procurar saber cuánto es el monto que se suele gastar para no irnos a los extremos, generalmente los organizadores ponen un mínimo y un máximo para que haya algo de homogeneidad en el gasto de cada uno.
Nuestra apariencia es siempre importante, no por el hecho de estar en una reunión fuera de la oficina y dejemos la corbata a un lado vamos a olvidar la elegancia, podemos vestir de forma deportiva o casual, pero siempre debemos utilizar el buen gusto y el sentido común. Un vestuario informal no quiere decir ir desaliñado o con un vestuario poco adecuado para la ocasión.
Ser prudentes no es un freno para pasarla bien y divertirse con los colegas de trabajo, jamás olvidemos que hay un día después.
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