Violencia simbólica, la que no se ve

La violencia de género cuesta $us 200 mil millones en América latina, oscila entre el 1% y el 4% del PIB Regional. Bolivia es uno de los países con tasas de violencia más altos. Un 89 % de las mujeres, en este momento, están sufriendo al algún tipo de violencia, por lo que el debate está instalado. El análisis de este “flagelo” con referencia a medios de comunicación social advierte que éstos difunden lo que se llama Violencia Simbólica, a partir de una percepción (interpretación-actitud-comportamiento) a veces rechazada y a veces aceptada, precisamente, por muchas mujeres que la reproducen. Ahí se tiene a cholitas y niñas –cosificadas- de pasarela; jovencitas en programas de TV –dizque- juveniles –cosificadas- conductoras de TV como “cocineras” o “madres abnegadas”.

La VS causa más daño que la violencia física, pues ésta es parte de nuestro lenguaje y actitud ¿Por ejemplo? En TV podemos ver a mujeres que bailan y gozan mientras un hombre pasa por encima de ellas, a conductores que hacen alarde del escote hasta el infarto –dicen- de la co-conductora; mientras ella ríe con rubor, a un alcalde que gusta de toques impúdicos; mientras ella ríe sonrojada e incómoda, a una mujer -¿desnuda?- caminando entre sillones de cuero, a un Presidente que considera a la mujeres carne “perforada”, cuerpos a su servicio, embarazadas que llevan inscrito en su barriga el eslogan “Evo Cumple”, sin saber que así, de ese modo tan “chistoso”, tan “inocente”, tan “natural” naturaliza la violencia otorgándole a la mujer un lugar desechable (Cecilia Lanza).

La VS causa daño porque se lo aprende o –mejor- se lo imita. Este concepto instituido por Pierre Bourdieu describe una relación social entre el dominador (empresario-ria) que ejerce violencia (no física) directa en contra de las o los dominados. Utiliza patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos para “naturalizar” el glamur, moda, belleza, apariencia etc., del gusto de muchas mujeres que asumen esta violencia pues, dicen, es su derecho: asomémonos a la salida de –solo- colegios o universidades y veremos que ellas son más violentas que ellos ¿acaso la VS en publicidad, letras de canciones, refranes, dichos populares, novelas, revistas, etc., no las solazan? Por esto la VS cobra “fuerza”, pues se las asocia a formas de vida, o deseos de ser “algo”. Por esto me permito colegir una co-responsabilidad en muchas.

Resumiendo, la TV –que difunde estos mensajes- es cuasi-responsable, legitima e induce a muchas a promover e imitar ésta. De ahí a que muchas activistas generalicen la violencia como “propia” –no estoy justificando a los barbaros, violadores y feminicidas- de los hombres es un equívoco evidente e ingenuo. Se debe interpelar a las estructuras de poder (empresarios(as). Contextualizarla en sus causas estructurales, no simplificarla solo a los efectos para que así -en consecuencia- la “lucha” contra la violencia no sea un saludo a la bandera. Advertir que los medios –solo- canalizan la misma, pues éstos viven de la difusión, entre otros, de la publicidad. Sin embargo, esto no justifica a los muchos “machos” violentos y muchas que al final no toman las acciones preventivas necesarias. Entonces, “si haces lo que dices”, deberíamos eximir ese lenguaje violento. De inicio en colegios y universidades, en la familia, fraternidades folklóricas, etc., generar conciencia en hombres y mujeres para eximir la VS que no se ve, pero causa más daño que la física.