Antonio Vargas Ríos
El dictador estaba sentado frente a su gran escritorio, cuando de pronto llega hasta su despacho uno de sus colaboradores y le dice: “afuera están los representantes de los vecinos exigiendo que les diga cómo pueden tener agua”. El dictador contesta sin inmutarse: “que mezclen dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno”.
El anterior diálogo corresponde a un comic llamado “El Cuarto Reich” del genial José Palomo, esta tira cómica de gran éxito en los setenta “criticaba a los gobiernos de quinta de los países de tercera”.
A pesar que han pasado más o menos cuarenta años desde la época de las dictaduras latinoamericanas, algunos comportamientos gubernamentales siguen siendo tan vigentes hoy como lo fueron entonces.
La reciente crisis en el abastecimiento de agua en muchas ciudades del país y concretamente en la hoyada paceña y en algunos sectores de la vecina El Alto, no ha hecho más que desnudar una verdad de perogrullo, los gobiernos que pasan demasiado tiempo promocionando su grandeza terminan por descuidar la administración del Estado.
Si bien es cierto que ningún ser humano de este o cualquier gobierno, tiene control sobre los fenómenos naturales, la lluvia en este caso, la misma evolución lo ha dotado del sentido de previsión con el que puede anticipar ciertas situaciones que podrían poner en peligro su propia existencia.
De aquí que los primeros asentamientos humanos tuvieron en cuenta la importancia del agua y se establecieron en fuentes cercanas o crearon embalses almacenándola para las épocas de sequía.
Para enfrentar estas eventualidades, en nuestro país se ha creado la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento, nombre por demás rimbombante con el que se debería garantizar el cumplimiento del mandato Constitucional que otorga a los bolivianos el Derecho al agua. En el mismo afán está el Ministerio de Medio Ambiente y Agua. Por si esto fuera poco, para la protección de este sector estratégico frente a los apetitos privados y privatizadores, se instituyó la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico.
Con todas estas instituciones ejecutivas y regulatorias la provisión de agua debería, como nuestra economía, estar “blindada”.
Pero, posiblemente el blindaje normativo no es suficiente cuando los ejecutores tienen “blindado” su conocimiento sobre el tema. Es decir, que de agua -y de otros asuntos- “no saben de la misa la media”. No en vano dice la sabiduría popular: “El primer acto de corrupción que un funcionario público comete es aceptar un cargo para el cual no tiene las competencias necesarias”.
El autor es ex presidente de la Asociación de Periodistas de La Paz y Docente Titular de Opinión Pública en la Universidad Mayor de San Andrés.
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