Las inclemencias de la naturaleza, entre las cuales está el calentamiento del planeta, la falta de lluvias, nos hacen ver que en vez del enfrentamiento entre bolivianos deberíamos buscar una política de entendimiento, que nos unifique a todos, pese a los contratiempos que se están dando cada día. Más ahora que estamos cerca de celebrar la Navidad, que es el nacimiento del Niño Jesús, que ha venido al mundo para traer paz y alegría.
En Bolivia ahora su gran problema es la falta de agua, lo que está trayendo más pobreza que castiga con más intensidad a los sectores populares. Por ello es preciso adoptar medidas para mitigar esta dificultad, sin politizar los problemas y la lucha debe ser conjunta, con espíritu solidario. El problema de falta de agua en La Paz no será solucionado de inmediato, tomará tiempo solucionarlo. Las esporádicas lluvias que se presentan no proporcionan la cantidad necesaria de agua para por lo menos llenar en buena parte las represas de Hampaturi e Incachaca.
Es impresionante la aceleración del deshielo en los grandes nevados de la Cordillera Real, que de persistir podría provocar serios problemas de sequía. Lo ideal sería que se recolectara agua en lagunas, que luego podrían ser utilizadas en las ciudades. Hay que considerar que el problema no es solo en La Paz, también hace falta el líquido elemento en Oruro, Cochabamba, Potosí y otras regiones del país.
Lo preocupante es que en la ciudad de La Paz, sede del gobierno central, se agudiza el problema en la zona sur, Mallasa, Mallasilla y poblaciones aledañas, 1o que está dejando una estela de desocupación por el cierre de negocios, restaurantes y otros centros comerciales que daban vida a estas zonas. En cuanto a las construcciones, la Cámara respectiva empieza a preocuparse por la falta de agua. Hay inicios de desocupación y suspensión de obras en construcción. El Ministerio de Aguas hace lo posible para tratar de solucionar este gran problema de La Paz. La Gobernación y la Alcaldía Municipal deberían tratar de aunar esfuerzos y presupuestos porque al fin y al cabo es la ciudad de La Paz la que está en riesgo y preocupa el tiempo que se tardará en concluir la construcción de represas.
Por eso hay que hacer canalización de emergencia y llenado de agua de lagunas para una salvación temporal. Las obras en actual construcción serán entregadas a mediados del año 2018. El presupuesto nacional y departamental, de acuerdo con el Ministerio de Finanzas y Economía, garantiza el uso de fondos en forma inmediata en caso de emergencia para solucionar problemas como la falta de agua. En todo caso, el problema mencionado debe ser afrontado por todos, para evitar que el país enfrente graves dificultades.
El autor es Profesor Emérito y ex-autoridad universitaria de la UMSA.
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