Distintos hechos y situaciones que vemos y vivimos a diario virtualmente nos hacen sentir que estamos perdidos en lo que bien se puede denominar como la “jungla de cemento”. Y, perdidos ¿por qué?, pues, para comenzar, porque la señalización y numeración en las calles y avenidas no deja de ser insuficiente, y en muchos casos incluso inexistente. Por ejemplo, la zona de Calacoto, en su arteria principal, tiene destrozados los postes metálicos señalizadores quizá por la acción de vándalos que arrancaron las pequeñas plaquetas que identifican las calles. Así, un turista no sabe con precisión en qué vía se encuentra. Y si esto acontece en un sector residencial, que tiene los medios para revertir esa pésima imagen, hay que imaginar la situación desastrosa que se vive en los barrios populosos y alejados del centro capitalino, sino en todos: no existen ni siquiera las placas con la denominación de las calles, y tampoco el número del inmueble en las puertas.
Da la impresión que todos caminan “perdidos” entre construcciones de ladrillos y cemento. ¿Quién le pone remedio a semejante descalabro? A ello se puede añadir que una misma vía en un corto tramo tiene un nombre y el resto de sus cuadras, otro. Son, pues, peculiaridades nuestras. Conversando con alguien al respecto nos animamos a concordar: pareciera que ya estamos acostumbrados a vivir en la mediocridad, por cuanto no solo se trata del problema anterior, sino de un sinfín de circunstancias que trascienden al ámbito nacional, con caminos y carreteras no señalizados adecuadamente, carentes de sitios para parqueos que inclusive puedan ser prolongados, desprovistos de señalización luminosa, y muchas otras limitaciones, según comentan muchos transportistas.
Volviendo al tema local, digamos que los congestionamientos vehiculares se constituyen en un drama de nunca acabar, y para trasladarse diariamente a la zona sur, en las horas tope, cualquiera está expuesto a largas demoras. De ahí que cuando aparece algún conductor que anuncia “directo por Kantutani”, o sea evitando la troncal y recorriendo por la zona San Pedro, el túnel del Instituto Americano, y la Sánchez Lima, viene a significar un alivio. Pregunta: ¿Es que alguien no podrá habilitar una o dos líneas directas por esa vía, evitando la tortura de trajinar por la Murillo, el Prado, 6 de Agosto, y la Libertadores? Claro, como están “perdidos” los planificadores del ramo, hay que decirlo, seguimos inmersos en la mediocridad de soportar irremediablemente tal problema.
En cuanto a los taxis, ¿algún día podrán ser de color amarillo, o el que fuere, y así garantizar mayor seguridad al pasajero?, dado que hoy los delincuentes utilizan motorizados de colores blanco, negro, plomo, etc., a los que pegan un cintillo o franja provisional -rojo y verde- para hacer creer que es taxi a fin de cometer sus fechorías. Hay mucho más, pero el espacio es corto, por lo cual volveremos con el tema.
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