A un mes del colapso de la provisión de agua a La Paz y a El Alto continúa la falta del líquido elemento, así como el racionamiento. El reparto por cisternas a determinadas zonas provoca quejas de los vecinos por el incumplimiento de los horarios de distribución. El agua que llega esporádicamente por los grifos, en gran parte, es turbia y contiene impurezas en suspensión. La de los coches cisternas muestra opacidad, es aceitosa y “tornasolada”, según constantes denuncias. Los tanques contenedores colocados en determinadas zonas no son suficientes y en general el recojo del líquido requiere penosos esfuerzos de los vecinos.
La crisis tomó a todos por sorpresa, por lo que no se pudo tomar ni mínimas precauciones. Ni el Gobierno Central, menos las alcaldías y la gobernación pudieron trazar una estrategia de emergencia. El presidente Evo Morales y sus ministros dicen haber desconocido la situación, pero fue este Gobierno quien creó el ministerio de Aguas y Medio Ambiente por lo que contaba con un vector directo de alerta e información.
El problema que castiga a la población se origina en la falta de previsión y profesionalidad de Epsas y de los niveles superiores a esa empresa. La carencia de ingenieros y expertos en su seno ha quedado desnudada con evidencia. Esto se debe a que echada Aguas del Illimani, Epsas fue convertida en botín político del partido de Gobierno. Sectores sociales de El Alto con distintas denominaciones, pero adictos al MAS, cubrieron cuanto espacio pudieron en esa institución. Sin embargo algunos de esos movimientos alzaron el grito al cielo antes que otros más perjudicados en cuanto surgió el problema.
Una de sus propuestas fue en sentido de que los puestos de ejecutivos de Epsas que fueran removidos, sean cubiertos por “los técnicos” de esos movimientos, sin identificar quiénes serían. Es decir volver a lo mismo. Alguno de los ex altos ejecutivos de Epsas - El Alto, denunció a los medios estar procesado por discriminación debida a su condición de indígena aymara.
Pese a muchas declaraciones optimistas de las autoridades, todavía no se conoce un plan que pueda llamarse tal -de fondo- y al parecer siguen atenidas a las lluvias, sin poner atención a las predicciones climáticas -en proceso de cumplimiento- del severo deshiele de los nevados cordilleranos. En cambio se descargan dirigiendo dardos de culpa tanto al Alcalde municipal cuanto al Gobernador. Esta ofensiva tiene correlato en la prohibición de Epsas al reparto de agua por las cisternas del Gobierno Municipal. Cómo es posible que ante la desesperación de la gente se actúe de semejante modo, cuando en las circunstancias actuales toda asistencia es valiosísima.
Para colmo, y quizá porque la impericia continúa, la tubería tendida entre Palcoma y la Planta Procesadora de Pampahasi reventó el día 7 de los corrientes con la pérdida de unos 600.000 litros de agua. Por este siniestro se inundaron sembradíos de patatas y hortalizas, ocasionando pérdidas cuya indemnización reclaman los campesinos perjudicados. Es que el tendido lo ejecutaron soldados del Ejército, por supuesto inexpertos para la obra.
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