Para escaparme de esta angustiante situación de falta de agua, de malas noticias por casi todos los departamentos, con mayor gravedad en las ciudades capital, lo cual además durará cuando menos un par de años, cambiaré de tema en las próximas semanas.
Para comenzar iniciaré este nuevo ciclo, comentando un fascinante libro: “Minería boliviana - su realidad” que nos muestra la extraordinaria investigación que realiza el Ing. de minas Jorge Espinoza Morales, profesional que claramente tiene una larga trayectoria en esta materia, tanto en el ámbito nacional como internacional.
El texto publicado por Plural editores, de 450 páginas, cubre prácticamente toda la historia de la minería nacional desde la época colonial, la primera época republicana entre 1825 a 1899, en la segunda época republicana entre 1900 a 1951, la tercera época republicana: 1952 -2009, cubriendo los aspectos históricos, técnicos e institucionales a lo largo de prácticamente seis siglos, lo que revela un esfuerzo de investigación muy meritorio.
Dado ese largo periodo, con el propósito de interesar a otros posibles lectores, tocaré de manera muy breve los aspectos que considero más sobresalientes a lo largo del mismo, en razón a que esta actividad sigue siendo uno de los soportes de nuestra economía y resume claramente ese fenómeno denominado “la maldición de los recursos naturales”.
Citando a Luis Peñaloza, el texto señala que el descubrimiento de América fue el hecho histórico más destacado en la historia de la humanidad, desde la caída del Imperio Romano, a su vez los españoles encontraron en la altiplanicie andina lo que más les interesaba a sus propósitos: minas y siervos.
El primer interés de España en la primera etapa se centró en los metales preciosos, tanto el oro como la plata, eran atractivos para los mercados europeos y no tenían dificultades para su transporte.
El primer yacimiento de plata en el Alto Perú fue Porco, en el año 1539, que ya había sido trabajado por los incas, pero cincuenta años después el yacimiento entró en decadencia.
Pero, sin lugar a dudas, el descubrimiento más destacado de este periodo fue el descubrimiento del cerro rico de Potosí en 1545, lo cual dio lugar el mismo año a la fundación de la ciudad de Potosí, con base en la explotación de plata por varios siglos y sirvió para crear la ciudad más famosa de ese periodo histórico. Se debe recordar la famosa frase: “Vale un Potosí”.
Esta ciudad que en 1560 tenía 50.000 habitantes, alcanzó en 1650 a 160.000 habitantes. En contraste, en 1825 al fundarse nuestro país tenía tan solo 8.000 habitantes, una prueba clara de los altibajos que provocan los cambios en la producción y comercio de los recursos naturales.
Citando a Fernando Molina se señala que el atractivo de las minas coloniales no era tanto la riqueza de las vetas como los indios que las explotaban por casi nada. Algo así como en el posterior desarrollo del latifundio agrícola, que valía por el número de pongos disponibles en ella para trabajar la tierra.
Para cerrar este primer comentario, el desarrollo de las otras poblaciones andinas fue el resultado de la actividad minera de esta época, mediante la cual nacieron la Audiencia de Charcas, el Partido de Porco, el partido de Chayanta, los partidos de Chichas, Lípez, Atacama, Oruro y La Paz.
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