Hace pocos días el Gobierno dispuso de improviso la suspensión de los vuelos de Transportes Aéreos Militares (TAM), pero enseguida postergó su medida hasta el día 16 de los corrientes, seguramente para no perjudicar a quienes tenían pasajes comprados. Debía ocurrir una tragedia como la protagonizada por LaMia en territorio colombiano, para que el Palacio Quemado reaccione ante los peligros de un trasporte que carece de muchas garantías usuales en otras líneas aéreas.
TAM es el único servicio comercial militar a nivel internacional. El resto de países diferencia claramente como incompatibles la aviación civil y la militar. El Gobierno ha hecho pública su decisión de convertir al TAM en Empresa Pública. Lo recomendable es hacer una convocatoria internacional tendente a garantizar de mejor modo posible la seguridad de los usuarios, mediante servicios idóneos. Se dirá que TAM cubre rutas internas carentes de interés económico y rentabilidad, sin embargo en el país existen antecedentes de que líneas extranjeras cubrían esas rutas. Otra alternativa sería una fusión con BOA hacia la misma finalidad. Nuevamente resalta el estatismo de los actuales gobernantes, sin parar mientes en las empresas públicas deficitarias de su creación, sangría que el Tesoro Nacional debe soportar.
El ministro de Defensa Reymi Ferreira dice que este transporte será dual: seguirá realizando servicios militares y civiles. Entendemos que la Fuerza Aérea Boliviana se ocupa de lo militar. En relación con la conversión en Empresa Pública, si miramos antecedentes parecidos, lo más probable es un simple cambio de nombre de esta línea y que la administración y el personal militar sigan siendo los mismos. El nuevo bautizo de TAM no traerá por sí solo ninguna garantía ni mejora para el público y para la propia seguridad de las naves.
Cursan denuncias en sentido de que esta línea militar no paga los impuestos de ley, a las que están sometidas sus similares civiles. Se desconoce, asimismo, a quién rinde cuentas. Dependiendo de la Fuerza Aérea se supone un manejo interno e inaccesible sobre el particular, a lo que se suman las nutridas denuncias de corrupción formuladas a este componente de las Fuerzas Armadas.
Según recientes denuncias TAM no registra seguros de pasajeros ni para el personal de vuelo y no tiene relación alguna con la Dirección General de Aeronáutica Civil, donde se cuenta una veintena de operadoras aéreas, todas poseedoras de seguros. No obstante, el Ministro de Defensa habría asegurado lo contrario a los medios de prensa y a esta casa periodística. Al paso que las primeras declaraciones de Milton Claros, titular de Obras Públicas, sostenían que TAM no cumple con las reglamentaciones de DGAC.
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