Parece redundante, pero hay que insistir en que los bolivianos son poco afectos al negocio de las exportaciones, pese a que este rubro es el que mayor sustento presta a la economía personal y colectiva.
En este sentido, resulta preocupante que las exportaciones en 2016 hubieran declinado en el 22 por ciento, cuando lo pertinente debía ser que en esa magnitud crezcan, en vez de disminuir.
En cierto modo, la falta de interés por realizar emprendimientos empresariales, en particular destinados a las exportaciones, resulta inexplicable, a simple vista. De ahí que el caso requeriría efectuar un estudio técnico sobre el particular.
Una primera observación podría ser dirigida a las universidades. A los estudiantes de economía no se les inculca lo suficiente para interesarles en que una vez que egresen de la carrera se empeñen en trabajar en el sector productivo. No se necesita tener más académicos, sino formar hombres de negocios. Este debía ser el objetivo de las carreras de economía.
En la última década, el país ciertamente ha tenido una época de mayor crecimiento de la economía, al punto de identificarla como de “bonanza”.
En términos nacionales, el término puede estar acertado, pero no deberíamos conformarnos con esta sensación, sino seguirla ampliando, pues se ha podido experimentar cuánto de bien hizo a la economía nacional, pero fundamentalmente a la de los hogares.
Como fruto de los buenos ingresos que se percibía por las exportaciones, efectivamente se reflejaron en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población en general. Por eso se explica el notable crecimiento de la demanda.
El fenómeno de bienestar que produjo en buena parte de la población, al punto de que también hizo salir de la pobreza al 20% de personas, según las estadísticas oficiales, debería hacer ver que todo fue resultado de los mayores ingresos nacionales por las exportaciones.
Entonces, deberíamos convenir que esta es la clave para hacer crecer al país y al mismo tiempo a la población.
Por tanto, para conseguir esos logros –insisto- el camino es la exportación. Y para que ésta crezca se requiere más emprendimientos productivos, en vez de considerar que el mejoramiento de las condiciones de vida que se tuvo en el decenio último fue incidental o simplemente un golpe de fortuna.
No siempre se necesita tener todo el capital para emprender como empresario, la experiencia de los Estados Unidos ha sido la asociación de los capitales menores para tener como fruto la capacidad necesaria de producir y si el mercado interno es insuficiente, exportar. Este es, en definitiva, el modelo para crecer.
La asociación de capitales es fundamental para alcanzar este logro, pero para ello se requiere también lealtad con el compromiso que se está adquiriendo, lo que implica formalidad, honestidad y respeto a toda prueba con los socios, así como mucho trabajo individual y colectivo.
Algo más, existen capitales en el país que se mantienen ociosos. Este es el caso del considerable aumento que se registró en las cuentas bancarias internas. Probablemente, hay otra parte importante que prefirió abrir cuentas en la banca extranjera, por cierta desconfianza que se patentiza en la inestabilidad política, o mejor decir que la política económica en Bolivia no siempre inspira confianza.
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