La imprevista crisis del agua

Resulta vergonzoso para la ciudad de La Paz, sede del gobierno y principal centro de desarrollo urbano del país, que sufra por la actual carencia de agua potable. Hasta es humillante ver que las amas de casa tengan que estar haciendo cola para recoger una jarra o balde con agua de los tanques instalados en vías públicas.

De acuerdo con el cronograma oficial elaborado para el efecto, se está dotando de agua en los domicilios cada tres días, en horarios de 5 hasta 7 horas. A los habitantes de esta linda ciudad, con casi un millón de habitantes, se los está humillando con esta forma de recibir agua.

En la red de agua potable existe cierta frecuencia en la provisión del líquido elemento, pero en una y otra situación el problema es mayúsculo, nunca antes confrontado por La Paz, que se suponía tenía asegurado su abastecimiento, por tener en sus cercanías los deshielos de los nevados de la cordillera de los Andes, en la región occidental.

Empero, en la hora de la verdad, quedó establecido que apenas se cuenta diariamente con menos del 30% de agua proveniente de los nevados. Por tanto, su dotación mayor estaba asegurada con las lluvias. Sin embargo, sucede que por el cambio climático mundial, este año las precipitaciones pluviales se redujeron al promedio de un mes por año, cuando habitualmente en esta capital se tenía de tres a cuatro meses de lluvias anuales.

La Paz estuvo siempre atenida a la provisión de agua por la represa de Hampaturi, pero ocurre que este año, por la sequía originada en el cambio climático, no recibió las lluvias suficientes. Peor todavía, se redujo poco a poco la altura de la represa, hasta que en noviembre ésta quedó vacía.

Honestamente, es difícil encontrar culpables de lo acontecido, pero cabe anotar también que faltó en el personal que trabaja en el sector de agua algún sentido de previsión, teniendo en cuenta que se estaban produciendo fenómenos naturales imprevistos, pero graves.

Predominó el burocratismo “satisfecho e inoperante”, al no advertir que se estaban produciendo fenómenos naturales nunca antes experimentados y que, por tanto, era indispensable meditar sobre los alcances que podían tener. Pues, un servidor público no sólo tiene que atender el trabajo del diario discurrir, sino prestar atención a cualquier imprevisión que pudiera registrarse.

De haberse producido ello, era posible tomar algunas previsiones para que lo que se venía no fuera tan ignorado y menos pasado por alto. Habría sido afortunado que hagan cálculos sobre los efectos que, en conjunto, podían generar los inusitados cambios en los fenómenos naturales.

Obviamente, en estas horas no puede haber dedos señaladores de los presuntos culpables de no haber previsto algo de lo muy grave que ahora está ocurriendo en La Paz, sólo queda lamentar que no se previó nada de lo que se está experimentando en estos días.

Sin embargo, se tiene hoy una novedad que inquieta más todavía. Que la actual etapa de racionamiento de agua se prolongará por dos años. El informe proviene del directivo de la Organización No Gubernamental de Conservación Internacional, Eduardo Forno Gisbert, quien en una presentación que había tenido el 6 de diciembre en la Cámara Departamental de Industrias de La Paz, propuso la necesidad de plantear un enfoque de ahorro y buen uso de agua a través de soluciones técnicas, pues adelantó que el racionamiento de agua se prolongará por los dos siguientes años.