Juan Carlos Alarcón y Cristobal Sisco
La juventud es un actor clave para cualquier estrategia de desarrollo productivo con una visión de mediano y largo plazo. En una economía mundial globalizada, en la cual el sector rural ha perdido preponderancia, la pérdida de competitividad de la agricultura de pequeña escala frente al modelo agroextractivista, los bajos ingresos, el trabajo no remunerado, la inestabilidad de las condiciones laborales y el acceso limitado a los recursos naturales (tierra y agua), se ha generado un escenario poco atractivo para muchos jóvenes, quienes deciden migrar a las ciudades en busca de mejores oportunidades.
En el Segundo Foro/Encuentro Nacional de Jóvenes Rurales y Urbanos, realizado el 6 y 7 de diciembre en La Paz, uno de los temas más debatidos fue el desarrollo productivo y la participación de la juventud en ella; además de las perspectivas y/o desafíos para desarrollar políticas más adecuadas para su empoderamiento económico y para mejorar sus condiciones y proyectos de vida.
Debemos considerar algunos elementos como la movilidad de la juventud entre lo urbano y lo rural que generan nuevas dinámicas de interacción productiva y comercial. Asimismo, no se puede pensar en lo rural como el territorio exclusivo de la actividad agropecuaria, puesto que la modernidad y el acceso a la información y uso de las nuevas tecnologías de la comunicación (TIC) han dinamizado una serie de actividades agrícolas y no agrícolas como la minería, turismo, construcción, comercio y servicios en los que participa la juventud; por tanto, la pluriactividad, multiresidencia y multisectorialidad son procesos importantes que influyen en la participación de la juventud, porque al vincularse a ellas pueden acceder a mejores ingresos y no necesitan contar con tierras.
El aporte de la juventud en procesos de transformación y comercialización de productos de la agricultura familiar es de suma importancia para permitir una integración más favorable entre productores y consumidores. En el foro se visibilizó la participación de jóvenes en actividades de turismo comunitario, transformación de frutas en mermeladas y jugos, transformación de leche en el Altiplano, producción y transformación de miel en diferentes partes del país, extracción de aceite de cusi y producción de pasta de cacao en la Amazonia, elaboración de artesanías y otras más que muestran que la juventud está dinamizando el desarrollo productivo.
Entre las conclusiones del foro se planteó el “crear mecanismos de formación y capacitación técnica para la promoción agropecuaria con enfoque territorial”, ya que la gente joven está más abierta a las nuevas prácticas y tecnologías. También se vio la necesidad de “generar mecanismos de producción orgánica y agroecológica mediante políticas públicas y apoyo privado”, por cuanto los jóvenes están dispuestos a implementar y promover prácticas ambientales sanas. Los programas rurales destinados a la juventud pueden convertirse en un catalizador para potenciar la educación ambiental, y, a la vez, contribuir a la seguridad alimentaria con el desarrollo sostenible, promoviendo procesos productivos de manera sostenible y de calidad.
Con todo lo mencionado, es de vital importancia la inversión en políticas públicas a favor de la juventud, porque es este sector de la población el que pone en movimiento y dinamiza el desarrollo productivo.
Juan Carlos Alarcón y Cristobal Sisco son miembros de CIPCA Cochabamba.
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