Fiestas de fin de año

Se nos vino las fiestas de fin de año, con un surtido clásico de bienes y males. Aunque para muchos estos días son iguales que otros.

Los bienes. Los panetón, los chocolates y las galletas. El apuro de comprar regalos a última hora.

A la hora de comer, la mesa bien tendida con el mejor cubierto; además, tenemos los días apropiados parar tirarse de panza.

Reuniones emotivas de familiares; comida hasta reventar; ni que decir, hay bebida en abundancia.

Juguetes “cibernéticos” a montones; de nuevo el Nacimiento y la barriga llena y el corazón contento.

Los males. Pollos sobrantes, que se encajan en el basurero.

Por culpa de las masas dulces, el pollo o el chanchito, más de una indigestión; empachos como piedras, producto de la glotonería.

Parientes funerarios a los que nada alegra; visitas prolongadas en casa de la suegra, nos pasamos en puro derroche, gastar el sueldo entero con el cual se debía pasar el mes entero.