Chile elude pago de deuda

En la demanda justa de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por el uso indebido de las aguas del Silala por parte de Chile, se pide el pago de la deuda histórica, ya que este país usufructuó desde 1908, mediante canales de recolección hechos por los chilenos, con un promedio de 180 a 200 litros de agua por segundo.

Inicialmente las aguas del Silala sirvieron para las locomotoras del ferrocarril Antofagasta-Bolivia, de la empresa Bolivian-Railway. El líquido abastecía también a las poblaciones de Antofagasta y Calama y empresas mineras. Por el uso permanente de aguas de manantiales del Silala, Chile tiene una deuda histórica de millones de dólares que se resiste a pagar, utilizando una serie de artimañas. Varias veces autoridades potosinas amenazaron con desviar el curso de las aguas, lo que ocasionaba reacciones chilenas. En las conversaciones con Bolivia sobre la agenda de los trece puntos, los senadores y diputados chilenos pidieron que se incluya el tema del Silala, porque seguían en cero. En 2009 Chile planteó un preacuerdo para pagar solo el 50%, hasta dirimir si el Silala era un río internacional o un manantial. En ese pre inicio de conversaciones, Chile se comprometió a pagar por el uso de las aguas del Silala a partir del convenio y no desde su uso inicial, desde 1908, es decir que era un desconocimiento del pago total de la deuda histórica. Esta pre-negociación no prosperó, porque el Comité Cívico de Potosí se opuso determinantemente, ya que no se quería reconocer la totalidad de la deuda histórica. La factura que Chile debe pagar es desde que comenzó a usar esas aguas. Un político del actual gobierno, sin conocimiento de política internacional, se animó a declarar que el dinero no es prioridad, craso error, porque al cobrar la deuda histórica, se ratifica la soberanía boliviana sobre el Silala. Como resultado hubo una respuesta del Comité Cívico de Potosí a tan desatinada actuación del pseudo diplomático.

Hay que incidir en la reclamación boliviana en La Haya, para que la CIJ defina en principio si las agua del Silala previenen de manantiales o de un río internacional. Chile inicialmente mandó por su cuenta una comisión, la misma que constató que no era un río y que tenía canales de desviación hechos por gente de su país. Silenciosamente esta comisión chilena se tuvo que retirar, sin hacer comentarios, porque Bolivia estaba en lo cierto. La verificación oficial de La Haya, seguramente con sus expertos respectivos, dará el mismo resultado. La reclamación de Bolivia en La Haya tiende a seguir el mismo camino, solo que tomará su tiempo y lo más que se puede lograr como victoria diplomática, es que el tribunal internacional admita que es razonable el pedido boliviano y obligue a las partes a conversaciones para dirimir el pleito. Esta decisión demandará su tiempo, porque Chile mantiene siempre el principio de soberanía de “su territorio”.

La posibilidad de conseguir salida al mar por el Pacífico es todavía lejana y ni siquiera el actual gobierno boliviano va a tener la posibilidad de ver una negociación favorable; vendrán otros gobiernos y el tiempo seguirá pasando. Hay que pensar en que la mentalidad chilena es terminante: defienden su soberanía como país y según ellos lo conseguido mediante guerra es soberano y lo único que aceptan es canje de territorios, que ya fue planteado cuando se encontraron los dictadores Augusto Pinochet y Hugo Banzer. Planteó el gobernante chileno ceder Arica a cambio de otra porción boliviana de territorio. Menos mal que el dictador boliviano se puso serio y rechazó la proposición chilena.

El autor es Profesor Emérito y ex-autoridad universitaria de la UMSA.