El mítico Dakar se merece a Bolivia

Demostramos responsabilidad, seriedad y seguridad. Impresionante recibimiento ayer.


Sin duda alguna, nuestro país demostró que es un país seguro para este tipo de eventos, más aún, que es exigente en la organización por la extensa lista de normas que se debe cumplir antes de su aprobación de parte de los propietarios del Dakar y nuestra Bolivia ratificó que tiene capacidad, conocimiento y valora lo bueno de un acontecimiento.

La enorme expectación creada de la mano del imprevisto bordeó un espectáculo impresionante y congregó a miles de personas quienes alentaron a los valerosos participantes de la competencia desafiante del deporte motor, de quienes se abren camino entre los pisos difíciles de transitar que tiene sorpresas, imprevistos, acción y en el algunos caso los sustos que no faltan.

La aventura, que es como se la denomina al Dakar, tuvo esperanza en la escudería nacional, con Marco Bulacia como el más experimentado, con un Walter Nosiglia que hizo podio en la categoría “cuadras”, con un “Happy” Peredo con el concepto de consolidar su capacidad conductiva; y, el verdadero participante que año tras año mejoró su producción, el cruceño Luis Barbery; además, el debutante Orlando Careaga y el sorprendente Rodrigo Gutiérrez, quien expuso que sabe del manejo en caminos complicados.

Esta vez nos falló Fortunato Maldonado, pero expuso mucho tesón y lo fierros son así.

El Dakar s una prueba sin respiro y esta pausa les servirá a los protagonistas para no holgazanear en el centro de la ciudad, caracterizado por un rico patrimonio arquitectónico heredado de la época colonial.

El programa es siempre cargado para realizar un mantenimiento completo de los vehículos, aprovechar para recuperar algunas horas de sueño y concentrarse sobre venideros objetivos, que serán aún más elevados en la segunda semana.

Durante este recreo, sigue la carrera…. Porque la hora del aguante el cursor de la dificultad se mantiene en el mismo escalón con variantes que favorecerán a los pilotos y equipos más ambivalentes, no hay arenas pero hay lluvia y frio constante que estará presente en varias formas, especialmente volátil e indigesta y esto impone tristeza. En síntesis, el Dakar es integración internacional porque transita por caminos que son desconocidos casi para todos, para los nacionales también pero tiene la premisa de consolidar que el deporte automovilístico une sin distinción de nacionalidades.

Sebastián Chávez

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