SOAT, otro caso de imprevisión

La imprevisión, consecuencia de la improvisación, solo puede conducir al fracaso. Este es el caso del seguro para automotores SOAT que, en años pasados, mientras estuvo a cargo de aseguradoras privadas, no tuvo problema alguno y los propietarios de automotores realizaban con tranquilidad su adquisición. Esta vez, en medio de amenazas con severas sanciones si “hasta el 31 de diciembre no se hacía los cambios de la roseta” se pretendió que la colectividad cumpla con la obligación de contar con el SOAT.

Es increíble cómo el gobierno, por improvisar un servicio como es el seguro automotor, por imprevisión encomienda el trabajo a una empresa aseguradora dependiente del régimen, descartando a las aseguradoras privadas que realizaban un buen trabajo. La entidad que debía atender debidamente la venta del SOAT no cumplió en ninguna forma porque desde el inicio mostró incompetencia, inseguridad, carencia de conocimientos respecto al seguro, falta de papeletas y rosetas.

Se iniciaron los trabajos con la entrega de un “certificado” que “será cambiado una vez lleguen las rosetas”; luego, se dijo que basta el certificado que los propietarios deben exigir conjuntamente la factura y que esta modalidad estaba garantizada; luego, una nueva decisión: se suspende la atención del SOAT hasta el 28 de febrero de 2017 y que se amplía el valor por dos meses de las rosetas del año 2016. Ninguna seriedad, pésima atención, desidia en los horarios, incompetencia de la compañía encargada fueron algunos de los factores que muestran cómo la imprevisión puede causar tantos desaciertos e inseguridades.

El trabajo de las aseguradoras privadas era bueno; ¿qué motivos tuvo el gobierno para suprimir ese servicio? ¿Por qué solamente lo que está bajo dependencia del gobierno puede realizar cualquier labor como este caso del seguro automotor? Desconocer un buen trabajo y el derecho que tiene el capital privado de prestar servicios al público es contrario a toda norma legal; en todo caso, había que promocionar a esas aseguradoras para que realicen otra vez una labor que cumplieron positivamente.

El caso del SOAT es otra muestra de la imprevisión porque si el gobierno tenía decidido prescindir del sector privado y “fundar” una nueva compañía, pero bajo su dependencia, debió haber previsto la impresión de las respectivas rosetas y, además, tener preparado todo el material para que haya fluidez en la atención. Todo muestra que hubo improvisación, ignorancia del servicio sobre cómo y cuándo realizarlo, indecisiones para la provisión oportuna del material.

Todo lo ocurrido muestra que no habrá seguridad de que la improvisación dure solamente hasta el 28 de febrero y el público tendrá que estar preparado para nuevas contingencias. Será bueno que el gobierno, así como adopta decisiones incoherentes, medite en lo que pasará con el SOAT y tome las previsiones del caso, pero hacerlo responsablemente.