En las últimas semanas se han producido varios hechos de tránsito que han tenido consecuencias trágicas, es decir: muertos, heridos y daños materiales de consideración. Por eso considero necesario recordar la magnitud que implica el hablar de un hecho de tránsito o un siniestro vial, ya que cuando mencionamos alguno de estos dos términos, comúnmente la mayoría imagina “vehículos destruidos, heridos o quizás muertos, daños materiales, elevados gastos económicos en temas médicos, elevados costos en talleres de reparación, honorarios de abogados, viajes frustrados… etc., etc.”.
Estas interpretaciones pueden ser suficientes para la mayoría de las personas, pero no para quienes intentamos trabajar en el ámbito de la prevención de estos sucesos y en la promoción de conductas seguras.
Por ello debemos hacer énfasis en la conceptualización del fenómeno de la circulación, siendo necesario recordar el término “accidente”, sobre el cual se ha escrito mucho, ya que hace hincapié en aspectos del orden de lo natural, lo divino, la providencia, etc., restándole importancia a las responsabilidades humanas.
Queda claro que la representación que se tiene del término “accidente” está cargada de una responsabilidad ajena a la de uno mismo. Esta posición aleja y hace más dificultosa la posibilidad de trabajar aspectos preventivos con las personas, al no admitir su parte o cuota de responsabilidad.
Si analizamos los últimos hechos ocurridos en el mes de diciembre en distintos lugares de nuestro país, como en la carretera Bolivia-Chile, Portachuelo, Kalajahuira, Vallegrande y el último en la carretera Sucre-Potosí, que dejaron varios muertos, heridos y daños materiales de consideración, encontramos una clara y mayoritaria participación del elemento humano, identificando de manera específica a la imprudencia de los conductores como la causa directa que dio lugar a tales eventos.
Sí dejamos de lado el término accidente y utilizamos el de “siniestro” nos alejamos de la idea de lo “accidental”, es así que entendemos al siniestro como “el resultado de múltiples causas y factores que se movilizan e interactúan en forma recíproca y simultánea, que generan daños a los bienes y lesiones a las personas e incluso la muerte”. En términos más simples, lo definimos como una cadena de errores vinculados principalmente con las conductas humanas, que involucra a vehículos y vía públicas, generando daños materiales, lesiones e incluso la muerte.
Un macroanálisis nos permite ubicar estadísticamente los hechos de tránsito entre las primeras causas de mortalidad de la población mundial. En Bolivia durante la gestión 2016 se produjeron 25.557 casos. Este primer análisis estadístico es tan solo una primera aproximación al impacto social y económico que estos hechos generan y que conforme lo mencionaran la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial afecta a los países más pobres y entre éstos a las regiones económicamente más desfavorecidas.
Los sectores económicamente más excluidos tienen una mayor posibilidad de verse involucrados en estos hechos de tránsito, siendo sus consecuencias más graves, debido al tiempo de exposición en la vía pública, la falta de medidas de seguridad y la falta de educación vial. En Bolivia, como hemos podido apreciar, la gravedad de los hechos de tránsito es muy marcada en relación con otros países que son líderes en la temática de prevención vial.
A diciembre de 2016, la Organización Mundial de la Salud registra los siguientes datos:
• Cada año, los hechos de tránsito causan la muerte de aproximadamente 1,25 millones de personas en todo el mundo.
• Las lesiones causadas por el tránsito son la causa principal de muerte en el grupo de personas de 15 a 29 años de edad.
• A pesar de que los países de ingresos bajos y medianos tienen aproximadamente la mitad de los vehículos del mundo, se producen en ellos más del 90% de las muertes relacionadas con hechos de tránsito.
• La mitad de las personas que mueren por esta causa en todo el mundo es de “usuarios vulnerables de la vía pública”, es decir, peatones, ciclistas y motociclistas.
En consecuencia, si no se aplica medidas para evitarlo, se prevé que de aquí a 2030 los hechos de tránsito se conviertan en la séptima causa de muerte.
“Solo tienes una vida, cuídala”.
El autor es docente UNIPOL.
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