Jorge Roberto Marquez Meruvia
Hannah Arendt en “¿Qué es la política?” menciona que parte de las certezas que son parte de una sociedad tienen como base a mitos y leyendas. Al ser aceptados como verdades por gran parte de la población estos mitos son realidades indiscutibles. La repetición de éstos durante años penetra de tal forma en el ideario social que no quedan dudas sobre distintos sucesos históricos. Un claro ejemplo en el caso boliviano, es la animadversión hacia los Barones del Estaño. Los crueles y malvados como Simón I. Patiño, Carlos Víctor Aramayo y Mauricio Hochschild, los cuales según el discurso y los historiadores nacional revolucionarios eran los culpables del retraso de Bolivia. En la actualidad, podemos ver el mismo ejercicio de reescribir la historia y crear nuevos mitos. Según las autoridades gubernamentales, los responsables del accidente de la aerolínea LaMia es de total responsabilidad del piloto y una funcionaria de Aasana hoy exiliada en el Brasil.
Por desgracia para las autoridades bolivianas el accidente es un suceso internacional y el informe que presentaron sobre el desastre es de carácter “autónomo”. Por su parte, la contraparte colombiana mencionó que Bolivia no tiene ninguna jurisdicción sobre el accidente y también, dio a conocer la nula cooperación para esclarecer el caso. Tales declaraciones al respecto no ruborizaron a las autoridades bolivianas, para las cuales la sentencia sobre el piloto es indudable y contradecir su sentencia vendría a ser un suceso contrarrevolucionario.
Para desgracia de nuestros gobernantes, su fugaz investigación y sentencia sobre el siniestro aéreo, queda en duda, ya que nuevos documentos demuestran que el accidente es una cadena de errores y omisiones. Ahora un documento que se encuentra en poder de las autoridades brasileñas demuestra que el vuelo que partió el 28 de noviembre de 2016 del Aeropuerto Internacional de Viru Viru contaba con la autorización de la Dirección General de Aeronáutica Civil y que la señora Castedo Monasterio no es la responsable de haber autorizado que decolase la aeronave. Según su abogado, “Ella hizo cinco observaciones claras y hay un interés de culparla de todo y liberar de culpa a la DGAC, pero ahora salió a la luz la verdad”.
Todo apunta a que desde la creación de la empresa LaMia Bolivia hay un centenar de irregularidades. Sus dueños tenían vínculos estrechos con personajes al parecer perversos y oscuros que están en distintos escándalos de corrupción. Podemos mencionar entre estos macabros personajes a Ricardo Albacete, propietario de la flota de aviones de LaMia; a Xu Jingua, un funcionario diplomático de la República Popular de China, actualmente detenido en su país sobre hechos de corrupción y conocido en el mundo del crimen como Sam Pa, vinculado con el narcotráfico. Por si fuera poco, según El Sol de Pando, existe la vinculación del Ministerio de la Presidencia jugando un papel fundamental para que LaMia comience a operar en Bolivia. Recordemos que en el Ministerio de la Presidencia operaba una red criminal a la cabeza de Gabriela Zapata. Debemos mencionar que las acusaciones hacia Zapata fueron hechas con pompa y sonaja, y al parecer la investigación quedó en nada.
Tan fatídico escenario sería perfecto para que entrara en escena el detective belga Hércules Poirot. La trama tiene de todo: destrucción de las instituciones del Estado, socios extranjeros con prontuario delictivo y personal del gobierno boliviano que se encuentra embriagado de poder. Un drama policiaco que posiblemente superó a las novelas creadas por Agatha Christie. Una vez más la realidad boliviana ha superado la ficción.
Las investigaciones sobre el accidente de LaMia Bolivia vuelven a poner sobre la mesa los malos manejos gubernamentales. Lo que comenzó con el despilfarro de dinero del Fondo Indígena, el tráfico de influencias del Caso Zapata, el querer modificar la Constitución y desconocer el resultado del referéndum del 21 de febrero, y un accidente aéreo internacional nos muestran que los personajes que ahora se encuentran en las altas esferas del Estado crearon un millonario sistema de capitalismo de compadres.
El autor es politólogo.
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