[Armando Mariaca]

Libertad de pensamiento y expresión, sin frenos


El año 2016 ha sido desafortunado para la libertad de pensamiento porque se vulneró muchas veces la libertad de expresión que proviene de aquella; medios y periodistas han sido víctimas de conductas nada sanas ni cordiales por parte del régimen de gobierno que, no obstante las experiencias recogidas en más de diez años, sigue en la creencia de que los medios y periodistas deben concuasar su vida, criterios, sentimientos y pensamientos con lo que haga, piense y sienta el gobierno. Los hechos cometidos contra la libertad de expresión son múltiples y hasta los organismos internacionales han elevado protestas por ello.

Las Asociaciones de Periodistas del país conjuntamente la Asociación Nacional de la Prensa han emitido, en diversas oportunidades, criterios, pensamientos e ideas claras y transparentes sobre lo que significa la libertad de expresión reflejada en la libertad de prensa. Son voces que han mostrado transparentemente que la libertad no es dádiva de nadie, que no es bien dispensado por las autoridades, que no es riqueza distributiva por quienes tienen poder político, económico o social. Han mostrado que es un derecho del ser humano.

El pensamiento no puede ser perseguido, anulado, controlado, supeditado a intereses subalternos o de cualquier naturaleza; el pensamiento es libre e independiente, es propiedad indivisible e irrenunciable de cada persona y sólo sujeto a su conciencia, dignidad, sentido del deber y la responsabilidad con práctica de la verdad; en otras palabras, se manifiesta mediante la libre expresión con todos los atributos que tiene y sin estar supeditada al criterio o interés de quienes querrían manipularla, controlarla, restringirla y hacerla servidora incondicional de intereses y conveniencias.

El año 2016 ha sido de pérdida para la libertad de pensamiento y expresión; pero, a su vez, ha sido año de pérdidas también para el gobierno porque no podía ni debía actuar en contra de los medios de comunicación, prensa y libre expresión porque esos medios y periodistas sólo tienen el pecado de servir a la verdad, de mostrar hechos y conductas de quienes están obligados a cumplir con la Constitución y las leyes desde el gobierno que deben administrar haciendo gestión en consonancia con los intereses del bien común pero que en la práctica ha desoído hasta la voz de la propia conciencia y obró, o permitió que ocurra, en contra de medios utilizando métodos y sistemas ajenos al respeto que merece la colectividad y al propio gobierno porque esas conductas han desvalorizado lo que debería calificarse con excelencia de conceptos porque se entiende que el gobierno es, debe ser, servidor del país y su pueblo, respetuoso con el bien común y contrario a todo lo que significa deshonestidad e irresponsabilidad.

En más de diez años de gobierno se ha visto a los periodistas y medios de comunicación como una especie de enemigos del régimen político en el gobierno, olvidando que la prensa y los periodistas, expresión de la libertad de pensamiento, son servidores del país y su pueblo porque lo que informan, comentan, aplauden o critican son reflejos de la realidad porque es sinónimo del espíritu mismo del pueblo. Que entre medios y periodistas hay derivaciones hacia el libertinaje o a servir intereses subalternos, nadie lo niega.

Todo se ha intentado en más de diez años, al estilo de las dictaduras y tiranías que han existido en el mundo y en el propio país por parte de quienes quisieron subordinar al pensamiento a sus intereses y conveniencias; pero, la libertad de pensamiento y expresión no ha claudicado y ha continuado en la posición de defensa de los derechos humanos, de la Constitución y de las leyes e intransigentemente seguirán en esa línea.

Felizmente, hay que convenir que nada que se hizo en contra ha podido debilitar a la libertad de pensamiento que es poder invisible e indestructible de la libertad de expresión practicada sin tapujos ni frenos, sin temores a expresar la verdad y a inculcar esperanzas en el ser humano por un futuro en paz constructiva, armonía colectiva, caridad y humildad que enaltezcan las virtudes.

Un extremo que se mantiene latente es la denominación que se da a la libertad de prensa: “cartel de la mentira”; que, en la realidad que vive el país, se hacen dignos como carteles de la verdad, la honestidad y la responsabilidad puestos al servicio del bien común. Nada puede vulnerar un derecho inalienable del ser humano, de los medios de comunicación y de los periodistas.

Hay que convenir en que sea en libertad o en dictadura, en condiciones contrarias al bien común o en situaciones que no convienen ni convencen a quienes poseen poder, perdurará la libertad de expresión que proviene de la libertad de pensamiento que es intocable y se torna libre e inmune ante cualquier ataque por ser derecho y bien inmaculado del ser humano; en otras palabras, no habrá democracia ni justicia si no hay libertad, bien supremo que creó Dios para bien de la humanidad.

TITULARES

 
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Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender
la libertad y la justicia.
Reinició sus ediciones el primero de septiembre de 1971.

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