El autor de la canción “Si se calla el cantor”, Horacio Guarany, murió ayer por un paro cardiaco que le arrebató la vida a sus 91 años.
El cantautor tuvo una vida difícil, donde no siempre recibió aplausos, sino que sufrió persecuciones, exilio y desventuras. Fueron una constante en su existencia por motivaciones políticas, hasta que en 1974 se exilió en Venezuela. La dictadura de este país prohibió sus discos. Luego, en 1978, al regresar a su país natal, sufrió un atentado.
Pese a tantas adversidades, sus canciones lo inmortalizan. Fue hijo de padre aborigen y madre española, nació en pleno monte del Chaco Austral, en el norte de la provincia de Santa Fe, en el pueblo Las Garzas. Su nombre fue el de Eraclio Catalín Rodríguez Cereijo.
Corría el año 1925 cuando nació y Eraclio era el penúltimo de 14 hermanos. Con su aptitud artística, alcanzó prestigio y fama, dejando como herencia a su patria, Argentina, una gran marca en la cultura.
Tenía 18 años cuando fue a probar suerte en Buenos Aires. Había poco trabajo en las tierras de su origen, con lo cual era lógico que, teniendo en cuenta su don para la guitarra, intentó ser un astro. Esto ocurrió cuando el peronismo estaba en su auge. Guarany, al notar el rol activo que las clases populares tomaban en la vida política, se volvió peronista.
Tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón, el cantante se hizo comunista y se afilió al partido. En aquel entonces solía decir que pertenecía “al glorioso Partido Comunista”, lo que le trajo alguna que otra complicación.
En los 60 encontró los frutos con la intensidad de trabajo en los bares más bohemios de Buenos Aires y fue pionero del canto criollo en Cosquín, en 1961. Pero la década siguiente la situación se le tornó difícil. Con un puñado de importantes canciones populares, un par de películas y el creciente prestigio dentro del género del folklore, Guarany sufrió, primero, amenazas de muerte, y luego atentados con bombas, por su adicción política.
El año 2008, el Festival de Cosquín quiso homenajear a Horacio Guarany, a lo que el cantante dijo: “El único homenaje que vale es el que me hace el pueblo, llenando plazas, clubes, teatros, durante 58 años. Yo rechazo los homenajes”, sentenció.
Guarany fue un sobreviviente, de la dictadura, transitando de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, tocando en lugares remotos, para poca o mucha gente. El canto folklórico que compuso Guarany tiene notas trenzadas entre alegría y nostalgia, que llevan el sello de este compositor que conmovía a sus oyentes.
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