Existe preocupación en los círculos económicos del país por el excesivo crecimiento del déficit comercial. Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) el déficit comercial del país ha crecido enormemente en el presente año; un déficit que muestra claramente que nuestras exportaciones han bajado y, en cambio, las importaciones subieron. El reporte indica: “entre enero y octubre de la gestión 2016 el déficit comercial ya superó el déficit registrado en toda la gestión 2015”.
El hecho de que exportemos menos de todo lo que normalmente lo hicimos hasta hace tres o más años, es debido a que la producción ha disminuido, especialmente de artículos comestibles que en esta gestión de 2016 habría sobrepasado los 480 millones de dólares; una cifra que muestra el grado de improductividad a que hemos llegado y que, en comparación con otros países, nos muestra en situación grave y preocupante.
Muchas veces se ha sostenido la necesidad de fomentar la producción mediante incentivos a la industria nacional, especialmente a los empresarios chicos y medianos que tienen capacidad de producir más, pero que una serie de limitaciones los constriñe de hacerlo. Se ha visto la necesidad de producir en las áreas rurales que por diversas razones han sido abandonadas por los campesinos, especialmente en la región occidental; se sostiene la urgencia de fomentar al capital privado, incitándolo a que invierta más y, por supuesto, crear las condiciones necesarias para que capitales foráneos lleguen al país.
Nuestras exportaciones en el año 2016 -según datos del IBCE- fueron al Brasil 20%; Estados Unidos 15%; Argentina 11%; Colombia 10% y China 6%. Por el contrario, las importaciones fueron de China 20%; Brasil 18%; Argentina 10%; Estados Unidos 10% y Perú 7%. Por principio, habría que esperar “reciprocidad” de los países que nos venden y que importen también nuestros productos. Muchas veces se dice que la producción nacional alcanza para consumo interno y que “no hay existencias como para exportarlas”. Estos datos deberían cambiarse con políticas adecuadas y, en casos, como el de China, cuyas ventas de todo tipo de mercadería en Bolivia supera con creces lo que nos compra.
El ideal económico es que las exportaciones tengan índices similares a las importaciones con miras a crear un equilibrio equitativo y, además, con posibilidades de exportar a otros mercados al margen de los tradicionales. El gobierno deberá adoptar políticas muy coherentes para disminuir el déficit existente en la balanza comercial y a esa labor deberían coadyuvar las representaciones que tenemos en otros países, tratando de abrir mercados para nuestra producción que, a su vez, deberá ser apoyada decidida y decisivamente por las autoridades, evitando las trabas que imponen funcionarios que hacen poco por facilitar el comercio de exportación del país.
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